Este 20 de febrero se cumple un mes desde que el magnate Donald Trump asumió como el 47° presidente de Estados Unidos, y en este corto período se ha movido a gran velocidad para cumplir su objetivo de reorganizar política y económicamente al país y así redefinir el rol de Estados Unidos en el mundo bajo sus consignas de “hacer a Estados Unidos grande de nuevo” y “Estados Unidos primero”.
Asimismo, y en una medida no vista antes, decidió empoderar al multimillonario sudafricano Elon Musk, dueño de Tesla, X y SpaceX, para despedir a miles de empleados federales con la excusa de recortar el gasto fiscal. Para esto, creó el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE por sus siglas en ingles), lo que ha significado el potencial cierre de agencias creadas por el Congreso.
El plan de deportación masiva de migrantes que prometió durante su campaña también se hizo fuertemente presente desde el primer día con la firma de una decena de órdenes ejecutivas -entre ellas la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el clima y de la Organización Mundial de la Salud, además de indultar a los procesados por el asalto al Capitolio- a lo que se sumó medidas contra la migración.
Con esto, al 7 de febrero más de 8.000 mexicanos y 2.500 ciudadanos de otras nacionalidades han sido deportados.
Y en esta estrategia Trump se mantiene activo: ayer miércoles firmó una nueva serie de órdenes ejecutivas, incluida una destinada a evitar que el dinero de los contribuyentes se destine a apoyar la inmigración ilegal y otra diseñada para deshacerse de las regulaciones que el gobierno considera “extralimitaciones”.
En lo que lleva de gobierno Trump ha firmado un total de 68 órdenes ejecutivas, las que no requieren la aprobación del Congreso. Tras las intervenciones que ha realizado el equipo de DOGE esta semana 14 fiscales generales demócratas presentaron una demanda en contra de Musk por presuntamente ejercer más poder del que está autorizado legalmente.
Sumado a esto, el mandatario también ha impuesto aranceles a las importaciones de varios países con los que mantenía acuerdos comerciales, como Canadá y México, y la Unión Europea. En la última jornada, señaló que quiere introducir aranceles del 25% a automóviles, productos farmacéuticos y chips. Estas medidas han avivado la preocupación de la Reserva Federal sobre el aumento de la inflación.
En cuanto a la postura que ha adoptado en países que mantienen graves conflictos, como es el caso de Gaza y la guerra entre Hamas e Israel, además de la guerra entre Rusia y Ucrania, la jornada de ayer sorprendió a los líderes internacionales al calificar al mandatario de Ucrania, Volodimir Zelenski, como un “dictador”, sugiriendo que Kiev había iniciado la guerra.
Esto, luego de que el jefe de Estado ucraniano manifestara que fue una “sorpresa” que su país no fuera invitado a las conversaciones con Rusia en Arabia Saudita.
Por su parte Zelenski respondió a Trump señalando que el mandatario se ha creído la “desinformación” de Rusia. En tanto, Grecia pidió a la Unión Europea “crear su propia política de defensa” tras las palabras de Trump, quien ha señalado que se reunirá próximamente con Vladimir Putin.
En cuanto a su postura por la compleja crisis humanitaria que atraviesan los palestinos tras los bombardeos de Israel, el mandatario estadounidense ha señalado que está comprometido a comprar y controlar Gaza, pero que podría ceder secciones del devastado territorio a otros Estados de Medio Oriente para la reconstrucción. Ante sus declaraciones, Ezzat El Rashq, miembro del departamento político de Hamas señaló en un comunicado que “Gaza no es una propiedad que se pueda vender y comprar. Es una parte fundamental de nuestra tierra palestina ocupada”. Los palestinos se opondrán al desplazamiento, añadió Rashq.
Trump ha hablado de desplazar permanentemente a los palestinos que viven en Gaza y crear una “Riviera de Medio Oriente”.
De la misma forma, Trump también se ha visto particularmente interesado en este primer mes de mandato en comprar Groenlandia -por su posición estratégica y riqueza natural, lo que ha sido fuertemente rechazada por Dinamarca, desde donde han señalado que el país ‘no está a la venta’- así como también sumar a Canadá al territorio estadounidense -y según las palabras del magnate, convertirlo en el estado número 51 de Estados Unidos- , además de adquirir el Canal de Panamá.
A esto, el presidente panameño, José Raúl Mulino ha respondido tajantemente que “el canal es y seguirá siendo de Panamá”.