Acceso libre al aborto en América Latina: solo tres países lo permiten

Entre los países que solo permiten algunas causales, Bolivia y Colombia tienen la mayor cantidad de excepciones.
Entre los países que solo permiten algunas causales, Bolivia y Colombia tienen la mayor cantidad de excepciones.

Cuba, Uruguay y Guyana tienen normas para la interrupción voluntaria del embarazo en América Latina.


Con la mirada atenta del resto de los países de la región, se lleva a cabo la noche de este martes el debate sobre la despenalización del aborto en el Senado argentino, el último paso para que el proyecto se convierta en ley. Con ello, Argentina podría pasar a ser el cuarto país de América Latina en permitir el derecho al aborto libre, después de Cuba, Uruguay y Guyana.

Estos tres países tienen leyes de acceso abierto a la interrupción voluntaria del embarazo, lo que significa que la mujer puede decidir bajo su criterio. En México, el aborto también es libre pero solo en dos estados: Ciudad de México y Oaxaca.

En el otro extremo, es decir, donde no está permitido el aborto bajo ninguna circunstancia, se ubican El Salvador, Honduras, Nicaragua, República Dominicana y Haití. Otros países que están al borde de la restricción total son Venezuela, Surinam, Paraguay, Costa Rica y Perú puesto que lo permiten solo bajo el supuesto de amenaza para la vida de la madre o la salud física de la mujer. Eso sí, en Perú ha habido intentos de legalizar el aborto, pero no ha prosperado y desde 2016 no se incluye la legalización del aborto en la agenda política del país.

Activistas por el derecho al aborto se manifiestan frente al Congreso mientras los legisladores debaten un proyecto de ley que legalizaría el aborto, en Buenos Aires, Argentina, el martes 29 de diciembre de 2020 (AP / Victor R. Caivano)

El factor crucial de estos supuestos es que otras personas e instituciones deben certificar que las condiciones se cumplen para que la mujer pueda abortar, como doctores, jueces, psicólogos, o un requerimiento de tiempo de espera.

Según un estudio de la revista The Lancet, entre 2010 y 2014 solo uno de cada cuatro abortos en América Latina fue seguro.

“En Latinoamérica el aborto es ilegal o está severamente restringido y, sin embargo, la tasa de abortos es una de las más altas del mundo, excediendo con mucho las de Europa Occidental o Norteamérica”, indicó el International Planned Parenthood Federation en un informe.

En El Salvador la situación es extrema, ya que la ley establece penas de entre dos y ocho años de cárcel a quien provoque, consienta o practique una interrupción del embarazo. Eso sí, ha habido casos en los que la condena ha sido de 40 años, al ser considerado un homicidio. En República Dominicana, en agosto de este año la Cámara de Diputados decidió que el asunto quede fuera del Código Penal y que se debata como una ley aparte más adelante y envió a una comisión especial un proyecto que busca despenalizar el aborto en tres causales: riesgo para la vida de la mujer, inviabilidad fetal o cuando es resultado de violación o incesto.

Pero en medio de estos países está todo el resto de la región, que agrega una serie de excepciones a la penalización y prohibición del aborto. Por ejemplo, Chile en 2017 aprobó la interrupción voluntaria del embarazo para los casos de inviabilidad del feto, amenaza para la vida de la mujer y violación.

Bolivia y Colombia tienen la mayor cantidad de excepciones para permitir un aborto entre los países que no lo permiten libremente: si no está asegurada la viabilidad del feto, en casos de violación, incesto, o si existe amenaza para la vida, la salud física o mental de la mujer. En Colombia, por ejemplo, a principios de este año, la Corte Constitucional se declaró inhibida y desistió de estudiar una ponencia para despenalizar el aborto antes de las 16 semanas de gestación, lo que mantuvo las causales aplicadas desde 2006.

En Brasil, en tanto, el aborto es legal solo en caso de violación, riesgo de muerte para la madre y anencefalia (fetos sin cerebro). Eso sí, bajo la Presidencia de Jair Bolsonaro no se espera discusión alguna con respecto a un posible proyecto.

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