La Fiscalía de Estados Unidos acusó este viernes a tres miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán por el presunto ciberataque denunciado contra la campaña del expresidente y candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump.
La acusación identificó a Masoud Jalili, Seyyed Ali Aghamiri y Yasar Balaghi como los presuntos piratas informáticos. Según el escrito del que se ha hecho eco la cadena CBS, llevaron a cabo una “amplia campaña de piratería informática que utilizó técnicas de ‘spearphishing’ e ingeniería social para atacar y comprometer las cuentas de funcionarios y ex funcionarios del Gobierno de EE.UU., miembros de los medios de comunicación, ONGs y personas asociadas a campañas políticas estadounidenses”.
Así, los tres ciudadanos iraníes han sido imputados por 18 cargos, incluyendo fraude electrónico, robo de identidad, conspiración para proporcionar apoyo material a una organización terrorista y conspiración de piratería informática, unos delitos con los que obtuvieron acceso a documentos internos de personas que trabajaban en la campaña de Trump para las presidenciales de 2024.
El escrito de 37 páginas aclara, además, que la campaña del exmandatario era el objetivo de los tres hombres, acusados de “avivar la discordia, erosionar la confianza en el proceso electoral de Estados Unidos” y “promover las actividades malignas de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán”.
“Hay pocos actores en este mundo que representen una amenaza tan grave para la seguridad nacional de Estados Unidos como lo hace Irán”, afirmó el fiscal general Merrick Garland, en unas declaraciones recogidas por la mencionada cadena. “El mensaje del Gobierno de Estados Unidos es claro: el pueblo estadounidense, no una potencia extranjera, decide el resultado de las elecciones de nuestro país”.
Los piratas informáticos -todos ellos residentes en Irán- empezaron a trabajar en enero de 2020, después de que Estados Unidos matara al general iraní Qasem Soleimani en un ataque con dron en la capital iraquí, Bagdad. Utilizaron supuestamente una falsa organización sin ánimo de lucro para invitar a las víctimas a asistir a una supuesta conferencia en Dubai (Emiratos Árabes Unidos) a través de un correo electrónico repleto de ‘malware’, según la agencia de noticias Bloomberg.
Entre los objetivos figuraban funcionarios de la Casa Blanca, el Consejo de Seguridad Nacional, las dos cámaras del Congreso, los departamentos de Defensa y Estado, agencias de inteligencia, miembros de los medios de comunicación y una serie de funcionarios internacionales.
Esta acusación se produce después de que a mediados de septiembre la Oficina Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI) informara de que ‘hackers’ iraníes enviaron en verano correos electrónicos no solicitados a personas asociadas con la campaña del presidente y entonces candidato presidencial, Joe Biden, que contenían material robado de la campaña de su rival.
A mediados de agosto, la Inteligencia estadounidense concluyó que el Gobierno de Irán estuvo detrás del ciberataque contra la campaña de Trump, señalando que Teherán intentó ‘hackear’ también la campaña del Partido Demócrata, en ese momento liderada por Biden. Las agencias atribuyeron a Irán actividades para “comprometer” la campaña de Trump e intentos “mediante ingeniería social y otros esfuerzos” para acceder a personas con acceso directo a las campañas presidenciales de ambos partidos políticos”.