Un funcionario regional ucraniano advirtió el viernes sobre el deterioro de las condiciones de vida en una ciudad capturada hace dos semanas por las fuerzas rusas, al señalar que Sievierodonetsk no tiene agua, electricidad ni un sistema de alcantarillado que funcione al tiempo que los cadáveres se descomponen en edificios de apartamentos calientes durante el verano.

El gobernador Serhiy Haidai dijo que los rusos estaban desatando descargas de artillería indiscriminadas en su intento de asegurar sus avances en la provincia de Luhansk, en el este de Ucrania. Esta semana, Moscú reclamó el control total de Luhansk, pero el gobernador y otros funcionarios ucranianos informaron que sus soldados retuvieron una pequeña parte de la provincia.

“Luhansk no ha sido capturado por completo pese a que los rusos han empleado todo su arsenal para lograr esa meta”, aseguró Haidai a The Associated Press. “Se están librando batallas feroces en varias aldeas en la frontera de la región. Los rusos se apoyan en los tanques y la artillería para avanzar, dejando tierra quemada”.

Las fuerzas de Rusia “atacan todo inmueble que creen que podría ser una posición fortificada”, afirmó. “No los detiene el hecho de que los civiles se queden allí y mueran en sus hogares y patios. Siguen disparando”.

Mientras tanto, la ocupada ciudad de Sievierodonetsk “está al borde de una catástrofe humanitaria”, escribió el gobernador en las redes sociales. “Los rusos han destruido por completo toda la infraestructura crítica y no son capaces de reparar nada”.

Haidai reportó la semana pasada que aproximadamente 8.000 residentes permanecían en la ciudad, que antes de la guerra tenía una población de alrededor de 100.000 habitantes. Algunos funcionarios y soldados ucranianos dijeron que las fuerzas rusas arrasaron con Sievierodonetsk, el centro administrativo de la provincia de Luhansk, antes que se ordenara a las tropas ucranianas que abandonaran la ciudad a fines del mes pasado para evitar que fueran sitiadas y capturadas.