De las 34 provincias que componen Afganistán, hay una que aún no se rinde al control de los talibanes. A unos 120 kilómetros al norte de Kabul, en el valle de Panjshir, se está organizando la resistencia liderada por Ahmad Massoud, de 32 años, y hasta el día de hoy los combates continúan sin que los insurgentes puedan entrar totalmente en la zona.
La voluntad de Massoud, el fundador del Frente de Resistencia Nacional de Afganistán, quedó clara en un artículo de opinión publicado por el diario The Washington Post el 18 de agosto, tres días después de que los talibanes tomaran Kabul: “No importa lo que pase: mis guerreros muyahidines y yo defenderemos Panjshir como el último bastión afgano de la libertad. Nuestra moral está intacta, y sabemos por experiencia lo que nos espera”.
Hasta el mismo valle fue a unírsele Amrullah Saleh, quien fuera vicepresidente del país hasta la caída de Kabul, y miles de soldados del Ejército Regular de Afganistán que, insatisfechos por la retirada de agosto, decidieron no rendirse y continuar la lucha.
Entre ellos, Wazir Akbar Mohmand, un exmayor del Ejército que en un tuit publicado el 23 de agosto retrató así a las fuerzas de la resistencia: “Francotiradores, posición de artillería de bloqueo de carreteras y 20.000 soldados listos para luchar”.
“Escribo hoy desde el valle de Panjshir, listo para seguir los pasos de mi padre, con guerreros muyahidines listos para enfrentar una vez más al Talibán. Tenemos reservas de municiones y armas, que hemos estado recolectando pacientemente desde los tiempos de mi padre, porque sabíamos que este día llegaría”, señaló Massoud en la columna publicada por el Post.
Su padre, Ahmad Shah Massoud, fue un comandante muyahidín que, gracias a sus triunfos contra los soviéticos y los talibanes, es considerado héroe nacional en Afganistán. Durante la intervención del Ejército Rojo, el “León de Panjshir” consiguió repeler nueve asaltos al valle de Panjshir entre 1980 y 1985, forzando la posterior retirada en 1989, que sería conocida como “el Vietnam de la Unión Soviética”.
En los cinco años que duró el gobierno de los talibanes, entre 1996 y 2001, Massoud padre luchó de la misma manera. Creando la Alianza del Norte, logró mantener el valle de Panjshir libre del control del grupo islámico. Por esto mismo, dos días antes de los atentados a las Torres Gemelas, dos atacantes supuestamente enviados por Osama bin Laden lo asesinaron, haciéndose pasar por periodistas y haciendo explotar una bomba. “Quiero seguir el mismo camino que mi padre y lograr la independencia de mi país”, declaró Massoud hijo ante los medios el día del entierro.
En entrevista con The National, Massoud hijo, que tenía 12 años cuando su padre fue asesinado, lo recordaba con estas palabras: “Él estaba ocupado 24/7, no había vacaciones ni fines de semana para él, y aún así yo lo consideraba mi mejor amigo. Recuerdo que una vez volvió a casa enfermo de malaria y estuvo una semana. En un momento deseé que la recuperación durase más tiempo. Nunca vi a nadie más dedicado a algo. Sacrificó todo: su familia, su seguridad y su vida”.
En los 20 años que vinieron, Estados Unidos y sus aliados de la OTAN invadieron Afganistán, el primer régimen talibán cayó y Ahmad Massoud hijo terminó su educación secundaria en Irán. Luego fue a Reino Unido, donde pasó un año de instrucción en la Real Academia Militar de Sandhurst, una de las más prestigiosas del país.
También estudió en el King’s College de Londres y obtuvo una maestría en política internacional en la City University de Londres, según The Spectator. Y tanto su tesis de licenciatura como su tesis doctoral trataron sobre los talibanes.
En 2019, entre los procesos de paz afganos, Massoud hizo su entrada a la escena política, siendo reconocido como sucesor de su padre. En esa ceremonia, cientos de seguidores, admiradores y colaboradores del héroe nacional reafirmaron su lealtad para con él. Hoy, con el apoyo del exvicepresidente Saleh, es el líder indiscutido de la resistencia en Panjshir.
“La tumba de los imperios”
A menos de tres horas por tierra de Kabul, la capital, el valle de Panjshir se caracteriza por ser un lugar difícil de conquistar. No solo los talibanes y los rusos fracasaron en sus intentos por conquistarlo, sino también los ingleses en el siglo XIX. Por lo mismo, se le suele llamar a Afganistán “la tumba de los imperios”.
Parte de las ventajas de este enclave tienen que ver con su paisaje: el valle se encuentra escondido en la cordillera del Hindu Kush y es accesible solo a través de desfiladeros estrechos. Por lo mismo, las fuerzas locales han podido rechazar a sus invasores aprovechando su conocimiento del lugar.
Sin embargo, expertos militares citados por la emisora estadounidense Voz de las Américas admitieron que, sin apoyo externo, “es difícil estimar cuánto tiempo Massoud puede mantener a los talibanes fuera” de Panjshir. Puntualmente, el reabastecimiento será muy complicado, teniendo en cuenta que la región no tiene aeropuerto y que, “en teoría, los talibanes ahora rodean el valle”.
Con todo, el Frente de Resistencia Nacional aseguró este domingo que sus fuerzas habían derrotado a los talibanes en el norte de Panjshir, en el distrito de Paryan. “Sus fuerzas en la parte sur del valle están atrapadas en este momento”, escribieron en Twitter. El viernes, los talibanes habían asegurado que tenían el control total de esa provincia, e incluso celebraron haciendo disparos al aire en Kabul, causando con ello dos decesos y dejando una veintena de heridos, según la cadena Deutsche Welle.
Fan del Real Madrid y la astrofísica
Desde antes de la caída de Kabul, Massoud se mostraba disconforme por la manera en que el gobierno afgano estaba llevando los procesos de paz. Después del 15 de agosto, fecha en que los talibanes entraron a la capital, lanzó un llamado a todos los que quisieran resistir.
Massoud representa una facción más moderada del Islam, que no es reivindicativa, sino más bien personal, muy alejada del pensamiento talibán. En su llamado a la cooperación internacional, el líder de la resistencia deja claro su compromiso con los avances del país en estos últimos 20 años.
“Hemos peleado todo este tiempo por una sociedad abierta, donde las niñas puedan volverse doctoras, donde nuestra prensa pueda hacer su trabajo libremente y donde nuestros jóvenes puedan bailar y escuchar música o ir a partidos de fútbol en los estadios que alguna vez los talibanes usaron para sus ejecuciones públicas, y que es probable que vuelvan a hacer pronto”, escribe en su artículo del Post.
Uno de los puntos centrales en el pensamiento de Massoud tiene que ver con la descentralización de Afganistán, enfocándose en la división de poderes entre las 34 provincias, más que en un gobierno en Kabul.
En una entrevista reciente con la BBC, Ali Nazary, jefe de las relaciones exteriores del Frente de Resistencia Nacional, declaró: “Afganistán es un país formado por minorías étnicas, nadie es mayoría. Es un Estado multicultural, por lo que necesita poder compartido”.
Si le hubieran dado la opción, admitió Massoud a The National, le habría gustado estudiar astrofísica, hacer un doctorado y viajar por el mundo, encontrando ocasionalmente un televisor en el que ver los partidos del Real Madrid. En vez de eso, a sus 30 años entró en política y admite que lo ve como una responsabilidad. “Es algo que tengo que hacer, que necesita ser hecho”, dijo en ese entonces.
Ahora, junto con sus guerreros en el valle de Panjshir, Massoud está en pie de guerra para enfrentar una lucha por la cual parece haber estado preparándose toda la vida. En entrevista con CNN, hace unos días, comentó que aún si en la Real Academia Militar de Sandhurst se le había entrenado para pelear y planear batallas, también se le enseñó cómo evitar la guerra y los derramamientos de sangre innecesarios. “Pero las negociaciones tienen sus límites y, como señala Clausewitz (militar prusiano), la guerra es la continuación de la política. Si nos enfrentamos a la agresión nos veremos obligados a luchar y lanzar resistencias para defender nuestra tierra, nuestra gente y nuestros valores”.
De hecho, en otra entrevista con la cadena Al Arabiya, Massoud señaló que la guerra sería “inevitable” si el grupo islámico se niega al diálogo. “Enfrentamos a la Unión Soviética y podremos enfrentarnos a los talibanes”, advirtió.
Pero algunos expertos dudan de la capacidad de Massoud para ponerse al frente de una guerrilla en mitad del avispero afgano. “No tengo muy claro que un joven mimado y educado en Occidente puede liderar a los muyahidines y demostrar liderazgo, sin mucho apoyo externo. Está luchando contra los talibanes y esto no es una broma”, opinó Mohanad Hage Ali, analista del centro de estudios estratégico Malcolm H. Kerr Carnegie Middle East Center.
Si bien el gobierno de Joe Biden no ha dado ninguna señal pública sobre si se comprometerá con el frente de resistencia, varios congresistas del Capitolio ya están presionando para que se entregue ayuda, como ocurrió en la intervención de los muyahidines contra los soviéticos en los 80 y que fue retratado en el filme de 2007 La guerra de Charlie Wilson, dirigida por Mike Nichols, consigna el portal Infobae. La película narraba la historia del representante por Texas, Charlie Wilson, y el agente de la CIA Gust Avrakotos, cuyos esfuerzos condujeron a la Operación Ciclón, un programa para organizar y apoyar a los combatientes prooccidentales.
Como en ese caso, hay un grupo de legisladores republicanos que están solicitando a la administración Biden que respalde a Massoud cuanto antes. El senador Lindsey Graham y el representante Michael Waltz pidieron al presidente que reconozca a las fuerzas de la oposición como representantes legítimos de Afganistán y respalde a “nuestros amigos del valle de Panjshir, que servirán de baluarte contra el terror regional”.
De todos modos, apunta Infobae, los analistas militares creen que si llegara a haber algún apoyo no será nada formal. Apenas alguna operación encubierta como la que organizaron Wilson y Avrakotos. Y mucho dependerá de si Massoud puede resistir lo suficiente la ofensiva talibán y lograr el mismo respeto que había obtenido su padre en todo el mundo hasta probar que es el nuevo “León del Panjshir”.