Al menos 23 muertos dejaron enfrentamientos entre el ELN, la última guerrilla reconocida en Colombia, y disidencias de las FARC que se apartaron del acuerdo de paz, en una región fronteriza con Venezuela, informó este lunes el ministerio de Defensa.

“Tenemos hoy 23 muertos que han sido en este momento encontrados” en una zona rural del departamento de Arauca (noreste), precisó el viceministro Jairo García tras un consejo de seguridad en la zona, sin especificar si entre las víctimas hay civiles.

En la mañana, las autoridades presentaron un balance inicial de 16 muertes por los combates entre rebeldes.

“Estamos haciendo un ejercicio de levantamiento de los cuerpos”, aseguró García tras dar la nueva cifra.

El presidente Iván Duque afirmó que “es probable también que haya civiles” asesinados durante los enfrentamientos en el departamento de más de 300.000 habitantes.

Su gobierno atribuye los choques a la “frontera porosa” de 2.200 kilómetros que Colombia comparte con Venezuela, donde el gobierno de Nicolás Maduro “permite el asentimiento a grupos armados ilegales”.

El ELN y los disidentes “han estado operando a sus anchas en territorio venezolano con la anuencia y protección del régimen dictatorial” de Maduro, denunció el mandatario al término de un consejo de seguridad en Cartagena.

Colombia y Venezuela rompieron relaciones poco después de la llegada de Duque al poder en agosto de 2018.

Según el defensor del pueblo (ombudsman), Carlos Camargo, una docena de familias ha tenido que huir por los combates en los municipios de Tame y Saravena. Autoridades locales denuncian que algunas comunidades están confinadas en medio del fuego cruzado.

“Muy grave”

El presidente Duque ordenó desplazar al ministro de Defensa, la cúpula militar y dos batallones a la convulsionada línea fronteriza, donde la fuerza pública fue objeto de secuestros y mortíferos ataques a lo largo de 2021.

En un mensaje de Twitter, el director de la ONG Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, calificó la situación actual como “muy grave”.

El ELN es reconocida como la última guerrilla del país tras el desarme de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que negociaron su desmovilización en un acuerdo con el gobierno del Nobel de Paz Juan Manuel Santos en 2016.

Su pie de fuerza se calcula en unos 2.500 hombres y mujeres, según el centro de estudios independiente Indepaz.

Por su parte, las disidencias de la FARC suman unos 5.200 combatientes sin un mando unificado, la mayoría (85%) nuevos reclutas que nunca estuvieron en la extinta organización rebelde, señala la misma fuente.

De acuerdo con inteligencia militar colombiana, al menos dos jefes de las disidencias han sido asesinados en Venezuela recientemente por disputas con otros grupos armados.

Disidencias, ELN y narcotraficantes de origen paramilitar se disputan las rentas del tráfico de drogas en la región.

Tras cuatro décadas de combate frontal al narcotráfico, con el financiamiento norteamericano, Colombia sigue siendo el mayor productor del polvo blanco y Estados Unidos su principal consumidor.

Aunque el acuerdo de paz alivió la violencia política, Colombia vive una arremetida de grupos armados con un rebrote de masacres, asesinatos selectivos y desplazamientos forzados.