Pese a que la propia oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos pidió a las autoridades de Alabama detener la ejecución del primer condenado a muerte mediante hipoxia de nitrógeno, ese estado estadounidense cumplió la sentencia contra un hombre acusado de asesinar a una mujer en 1988.
La ejecución, que se llevó a cabo luego que la Corte Suprema de Justicia rechazara intervenir en este caso, tuvo lugar en el Centro Correccional William Holman en Atmore, sobre las 20.25 horas (hora local), después de que el preso Kenneth Smith, ya hubiera sobrevivido en noviembre de 2022 a una inyección letal fallida, según informa la cadena de televisión estadounidense CBS.
Minutos antes, los tribunales volvieron a rechazar una apelación presentada por los abogados del condenado, despejando así el camino a las autoridades estatales. Este tipo de aplicación de la condena a muerte ha sido criticada por expertos por experimental y, potencialmente, innecesariamente dolorosa para el condenado y peligrosa para los presentes en la sala.
Smith, que estuvo tres décadas en el corredor de la muerte, fue condenado en 1988 por el asesinato a sueldo de Elizabeth Sennett, cuyo marido -Charles Sennett- contrató a varios hombres para matar a su mujer y que pareciera que había muerto en un robo. El esposo se suicidó una semana después, cuando las investigaciones se centraban en él. Smith fue detenido posteriormente, declarado culpable y sentenciado a muerte.
Alabama es uno de los tres estados de Estados Unidos que permite la hipoxia de nitrógeno como alternativa a la inyección letal y otros métodos tradicionales de pena capital. Oklhahoma y Mississippi son los otros estados que han autorizado este tipo de sentencia letal, aunque hasta ahora ninguno de ellos había sido utilizado.
La oficina de la ONU para los Derechos Humanos había asegurado hace unos días en un comunicado que hay “serias” dudas sobre si esta ejecución, en dichas circunstancias, podría incurrir en “tortura u otros castigos crueles, inhumanos y degradantes”.