Las autoridades francesas están alarmadas por la frecuencia de los episodios de extrema violencia juvenil. En respuesta a este fenómeno, el alcalde de Béziers, Robert Ménard, anunció el martes pasado la imposición de un toque de queda para menores de 13 años, que empezará a regir en varios barrios del municipio del departamento de Hérault, departamento en la costa mediterránea del sur de Francia. “Ningún menor de 13 años podrá circular por la vía pública entre las 23.00 y las 6.00 horas sin ir acompañado de un adulto”, indica el decreto municipal.
Según Ménard, el toque de queda es aplaudido por muchas madres de los barrios afectados, que a menudo crían solas a los hijos y no pueden controlar que se escapen y anden por las calles. El apoyo de las madres se da también en la región administrativa de Guadalupe, departamento francés en el Caribe.
Fue el propio ministro del Interior, Gérald Darmanin, quien decidió la medida, en vigor desde el lunes pasado, en Pointe-à-Pitre, la capital del archipiélago de Guadalupe. El alcalde de la ciudad, un ecologista de izquierda, la reclamó, de acuerdo con el medio español La Vanguardia.
En contraste con Guadalupe, donde el toque de queda se aplica a menores de 18 años entre las 8 de la tarde y las 5 de la mañana, en Béziers la medida afecta a menores de 13 años, restringiendo su movilidad desde las 11 de la noche hasta las 6 de la mañana, especialmente en el centro y en algunos barrios considerados de alta sensibilidad.
Quienes se encuentren de noche en la calle serán acompañados de vuelta a sus hogares o retenidos en la comisaría local hasta que sus padres los recojan. Además, las familias podrían enfrentar consecuencias legales por las acciones delictivas de sus hijos. La prohibición se aplica “todas las noches” desde el pasado 22 de abril hasta el próximo 30 de septiembre. En caso de emergencia, la policía tiene la autoridad para devolver a los menores a sus hogares o a la comisaría, explica el periódico español El Debate.
Sin citar cifras precisas, Ménard afirmó a la agencia AFP que la delincuencia entre los menores de 13 años constituye un “punto ciego” en las estadísticas “porque no comparecen ante el juez y no son condenados”. Ménard es conocido por ser el cofundador de Reporteros sin Fronteras y por sus afinidades con la extrema derecha -antes fue aliado de la excandidata presidencial Marine Le Pen-. Fue reelegido para el municipio de Béziers con una amplia mayoría del 68,74% de los votos en 2020. Con 75.000 habitantes, Béziers es la mayor población francesa gobernada por la extrema derecha.
La preocupación pública por los delitos juveniles no ha hecho más que crecer en la última década. Las últimas cifras del Ministerio de Justicia galo revelaron que la mayoría de los delitos, algunos de ellos graves, son perpetrados por adolescentes de entre 13 y 16 años. Según el Ministerio del Interior, incluso los menores de 13 años están implicados en un porcentaje significativo de agresiones, muchas de ellas con armas blancas, así como en robos con violencia.
La lista de delitos es amplia, abarcando desde abusos sexuales hasta actos de violencia relacionados con el tráfico de drogas, pasando por agresiones a autoridades, profesores y conductores de buses, saqueos de establecimientos comerciales e incendios de vehículos.
Incluso se han registrado casos de asesinatos y linchamientos, como el reciente homicidio a golpes de un hombre de 22 años por parte de dos adolescentes en Grande-Synthe, en el distrito de Dunkerque, o el ataque fatal a un joven de 15 años en Viry-Châtillon, en los suburbios de París, mientras regresaba a casa desde la escuela. Recientemente, otro caso que conmocionó a los franceses fue el de una niña de 13 años que resultó en coma después de ser golpeada por sus compañeros de colegio en Montpellier por no llevar un velo musulmán.
La implementación de toques de queda para jóvenes por parte de los ayuntamientos ha sido conflictiva en el pasado. Béziers ya experimentó con esta medida en 2014, pero fue anulada por el Consejo de Estado. A pesar de ello, el alcalde Ménard insistió en que la experiencia fue positiva. El Código General de las Colectividades Territoriales incluye un artículo que permite la imposición de un toque de queda municipal para garantizar “el buen orden, la seguridad y la salubridad pública”.
Los toques de queda para jóvenes han sido utilizados anteriormente para casos muy puntuales, como durante los disturbios en los suburbios de París en 2005. Ahora, se están reconsiderando con mayor apertura. La medida, impulsada por el ministro del Interior, Gérald Darmanin, ya está en vigor desde el pasado lunes en Pointe-à-Pitre, la capital de Guadalupe en el Caribe francés, a solicitud del alcalde ecologista de izquierda Harry Durimel.
El año pasado, tras los graves disturbios del verano francés desencadenados por la muerte del joven adolescente Nahel Merzouk en Nanterre durante un control policial, fueron desplegados 40.000 agentes y se impuso por primera vez el toque de queda a nivel nacional. Estudios realizados en ese período revelaron que muchos de los participantes eran menores de edad.
Las protestas a raíz de su muerte desencadenaron una ola de violencia y de destrucción de propiedades tanto públicas como privadas, y desde entonces, la situación ha empeorado, con un aumento en la cantidad de menores sin familia que deambulan por las calles cada noche, abandonados a su suerte. Estos jóvenes representan verdaderos focos de marginalidad, a los que el gobierno vincula con “oleadas de salvajismo” asociadas a la inmigración clandestina, según explica el periódico español El Correo.
Próximamente, el alcalde de Niza, el centroderechista Christian Estrosi, quien es aliado del presidente Emmanuel Macron, implementará un toque de queda similar. Desde el ayuntamiento de esta ciudad costera argumentan que el toque de queda es necesario para proteger a los jóvenes de la creciente influencia de la delincuencia y las drogas. El alcalde, Christian Estrosi, afirma que “las mafias utilizan las redes de menores para sus actividades ilícitas”.
Y el alcalde de Perpiñán, Louis Aliot, vicepresidente del partido de extrema derecha Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, está considerando recurrir a la misma medida.
En otras ciudades, como Cagnes-sur-Mer, donde el toque de queda ha estado en vigor durante más de dos décadas, los funcionarios municipales argumentan que la medida ha ayudado a concienciar a los padres sobre la importancia de supervisar las actividades nocturnas de sus hijos. “Esto indica que los padres han hecho lo necesario desde entonces”, afirma Louis Nègre, alcalde de Cagnes-sur-Mer.