El ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, anunció hoy que el controvertido jefe de los servicios secretos alemanes formalmente relevado ayer continuará ejerciendo este cargo en funciones hasta que se designe a su sucesor, tras lo cual asumirá como secretario de Estado en materia de seguridad.

El jefe de la Oficina Federal de Protección de la Constitución (BfV), Hans-Georg Maassen, se ocupará dentro del Ministerio del Interior de la policía federal, la ciberseguridad y la seguridad pública, precisó Seehofer en una rueda de prensa.

Subrayó que entre sus competencias no figurará la de la supervisión de los servicios secretos del interior, que será asumida por el secretario de Estado Hans-Georg Engelke.

Por otra parte, señaló que la sucesión de Maasen al frente de la BfV quedará vacante "unos días y posiblemente unas semanas", hasta que se encuentre al candidato idóneo.

Indicó que durante la reunión ayer de los presidentes de los partidos de la gran coalición que lidera la canciller, Angela Merkel, "no se habló ni sonó ningún nombre" para un posible sucesor.

Expresó su deseo de hallar "pronto" un nuevo jefe para los servicios secretos y de una "transición ordenada", por lo que subrayó que la decisión no se debe tomar de forma "precipitada, sino de manera meditada" debido a la importancia del cargo y a la situación general de alerta en materia de seguridad en Alemania.

La promoción del ahora jefe de los servicios secretos en funciones conllevará cambios en el Ministerio del Interior como el traslado de las competencias sobre ciberseguridad del secretario de Estado Klaus Vitt a Maassen y la jubilación anticipada y prematura de Gunther Adler, el único socialdemócrata entre los secretarios de Estado de Seehofer.

El ministro aseguró que estos cambios "no tienen nada que ver con el trabajo" de los afectados y es sólo "consecuencia de esta decisión de base".

Al mismo tiempo, volvió a expresar su apoyo a Maassen, a quien calificó de "competente" e "íntegro" y del que dijo "ha hecho grandes méritos en su ámbito de trabajo" y es el "clásico funcionario" que desempeña sus funciones ahí donde le toque.

Recordó que la idea de cesar a Maassen no partió de él y que de ser por él, "por convicción" no lo habría hecho, pero señaló que si el jefe de los servicios secretos no cuenta con la confianza de uno de los socios de coalición, "se puede seguir discutiendo durante meses u ocupar este puesto" con otra persona.

"Esta cuestión no la desencadené yo", dijo, sino que fueron los socialdemócratas del SPD "los que optaron por esta vía".

Al mismo tiempo afirmó no ser amigo de "responsabilidades repartidas" al señalar que "si se decide algo a tres, también hay que asumir la responsabilidad compartida".

La solución de compromiso adoptada ayer en Berlín por Merkel, como presidenta de la Unión Cristianodemócrata (CDU); Seehofer, en calidad de presidente de la Unión Socialcristiana (CSU) bávara y la líder del Partido Socialdemócrata (SPD), Andrea Nahles, ha desencadenado una lluvia de críticas entre las filas socialdemócratas y la oposición.

Los socialdemócratas del SPD, con Nahles al frente, exigían la dimisión de Maassen después de que el jefe de la BfV pusiera en duda actos de violencia en las recientes protestas neonazis en el este del país, mientras que Seehofer le expresó una y otra vez su apoyo.