Alemania tensa política migratoria de la UE tras inicio de duros controles en sus fronteras

Oficial de policía deteniendo un auto en la frontera entre Alemania y Dinamarca. Foto: Reuters

A partir de este lunes comenzaron los controles en todas las fronteras del país europeo, en una medida temporal que, de momento, cierra gran parte de la libre circulación del continente.


¿El fin de la zona Schengen? Desde este lunes, las fronteras de Alemania con todos sus países vecinos ahora son vigiladas por policías, en medio de los esfuerzos del gobierno para controlar la migración irregular, y por otro lado, hacer un gesto hacia el electorado que vota por la extrema derecha.

La decisión tuvo lugar pocos días después de que Alternativa para Alemania (AfD), partido de extrema derecha, ganara las elecciones regionales en Turingia, en una campaña marcada por el atentado con cuchillo realizado por un inmigrante ilegal de origen sirio. Bajo la premisa de “detener a los islamistas”, Alemania frena así la libre circulación por las nueve fronteras terrestres del país.

Aún estando en el Tratado de Schengen, que regula la libre circulación de los individuos a través de la mayoría de los Estados de la Unión Europea y algunos vecinos, Alemania ha hecho uso de la fórmula de “chequeos temporales”. Esta cláusula da máximo seis meses a los países para introducir controles bajo circunstancias excepcionales.

Oficial de policía deteniendo un auto en la frontera entre Alemania y Polonia. Foto: Reuters

A partir de este lunes, aun cuando ya existían controles en la frontera con Austria, Suiza, República Checa y Polonia, ahora Alemania también movilizará policías en sus límites con Francia, Luxemburgo, Países Bajos, Bélgica y Dinamarca. Con eso, Berlín tendrá el poder de rechazar gente que entre a sus fronteras.

Constanze Sendler, de The European Correspondent, explica la situación: “La expansión de controles a todos los países vecinos de Alemania es una de las últimas escaladas del gobierno para atacar la inmigración. Respondiendo a las preocupaciones de los votantes sobre la seguridad nacional, los controles también se producen debido al reciente éxito de la extrema derecha en las últimas elecciones regionales”.

Entre otras cosas, el comisario de migración de Alemania ha hablado sobre usar los recintos de Reino Unido en Ruanda para procesar a los solicitantes de asilo, aunque esta medida aún no se confirma. En las últimas semanas, el gobierno de Olaf Scholz empezó a deportar a ciudadanos afganos de vuelta a su país natal, por primera vez desde que los talibanes tomaron el poder en agosto de 2021.

Reunión de gabinete, con Nancy Faeser, ministra de Interior, y Olaf Scholz, canciller alemán. Foto: Reuters

La medida, comunicada por la ministra de Interior, Nancy Faeser, viene con un nuevo esquema de migración que permite a las autoridades rechazar migrantes en la frontera. La funcionaria justificó la decisión adoptada remitiéndose al alto número de inmigrantes que ingresan sin autorización al país y a la sobrecarga del sistema de asilo.

Esto, indica The European Correspondent, impactará a los nueve países vecinos, a los que se les pedirá recibir a quienes se les niegue la entrada.

Desde el medio opinan: “La migración no puede ser gestionada por un solo país, y requiere de una respuesta europea coordinada. Podemos esperar que el nuevo esquema alemán cree un efecto dominó, partiendo por el primer ministro de Austria, que rápidamente respondió a la medida de Faeser anunciando que su país se negará a recibir a los migrantes rechazados por Alemania”.

Luego de una década recibiendo más de un millón de migrantes, sobre todo durante la crisis siria entre 2015 y 2016, Alemania lleva meses endureciendo sus políticas migratorias. Este viernes, Berlín llegó a un acuerdo de “migración controlada” con Kenia, en el que el país europeo abrirá sus puertas a trabajadores calificados y semicalificados.

Oficiales de policía haciendo guardia en la frontera francoalemana. Foto: Reuters

La medida no cayó bien entre ciertos países vecinos de Alemania, y el primero en reaccionar fue Donald Tusk, el primer ministro polaco, que calificó de “inaceptable para Polonia” la medida. Además, aseguró que Varsovia va a llamar a todos los países afectados para conversaciones urgentes.

Hungría, en tanto, acusó al gobierno alemán de “destruir” la zona Schengen, el sistema de fronteras abiertas que empezó a funcionar desde 1995, aunque se creó en la década de los 80. “Es Alemania la que está destruyendo (la zona) Schengen, primero al no obligar a los Estados miembros de la Unión Europea (UE) a proteger eficazmente las fronteras externas, y ahora al introducir controles en las fronteras internas”, afirmó el ministro de Gobernación de Hungría, Gergely Gulyás, el pasado 12 de septiembre.

Por su parte, Grecia advirtió que “la abolición unilateral” del acuerdo de libre circulación no resolverá la crisis migratoria. “La respuesta puede ser un compromiso justo sobre la protección de las fronteras europeas (...) No se debe tirar la pelota” a los países de primera línea, como Grecia, donde llegan primero los migrantes, subrayó el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, el pasado jueves.

El Consejo de la Migración de Alemania advirtió, en tanto, que el plan podría estar violando la legislación de la UE. “El objetivo político actual de hacer regresar a los inmigrantes que buscan protección en las fronteras de Alemania representa una forma peligrosa de populismo en el debate sobre la política migratoria”, señala un comunicado de la institución, que pide un “debate basado en evidencia sobre la política migratoria en Europa”.

El profesor de Ley Europea en el HEC Paris, Alberto Alemanno, aseguró por su parte: “Los controles migratorio puestos por Alemania representan una violación manifiestamente desproporcionada del principio de libre circulación dentro del espacio Schengen”. Desde la Universidad de Viena, el profesor Christopher Wratil acusó a Berlín de “gobernar como si la AfD ya estuviera en el poder”.

El sábado, el canciller Olaf Scholz justificó los nuevos controles fronterizos sugiriendo que otros países de la UE no están cumpliendo con sus obligaciones. Faeser también ha dicho que los nuevos controles son necesarios para proteger a Alemania de los terroristas islámicos. “Desafortunadamente, no podemos confiar completamente en que todos nuestros vecinos hagan las cosas como deberían, eso es parte de la verdad”, dijo Scholz en una reunión con ciudadanos en Brandeburgo, según los medios locales.

La Policía alemana indica que, entre enero y julio de este año, 34.000 personas trataron de entrar a Alemania sin autorización. A 17.000 se les negó el ingreso en la frontera. Los restantes casos son tratados de acuerdo con las reglas de Dublín. No está claro cuánta gente más podría haber sido detectada con una mayor cantidad de controles fronterizos, destacó la cadena Deutsche Welle.

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