La crisis política en Bolivia, tras la renuncia del Presidente Evo Morales, no solo ha provocado un vacío de poder en el país, sino que ha generado preocupación en América Latina. México fue uno de los primeros en reaccionar y no dudó en calificar la salida del exmandatario como un golpe de Estado e incluso le ofreció asilo político.

"El Ejército de Bolivia pidió la renuncia del Presidente y el Presidente Evo Morales resolvió presentar su renuncia para evitar una guerra civil, por consiguiente es un golpe, porque el Ejército pidió la renuncia del Presidente y eso violenta el orden constitucional", dijo Marcelo Ebrard, canciller mexicano. Según explicó, en Bolivia no existe previsión constitucional para el caso de que el

Ejército exija la dimisión del mandatario y por eso México considera que Morales es el líder legítimo, aunque haya renunciado tras convocar a nueva elección. "México no aceptaría un gobierno de carácter militar... Lo que ocurrió es un retroceso para todo el continente", agregó.

Para los analistas, la postura de Andrés Manuel López Obrador si bien era la esperada, es posible que sea criticada por Estados Unidos, con el cual mantiene una difícil relación. Su posición respecto de la salida de Evo le ha valido al Mandatario mexicano críticas internas. Así, el expresidente Vicente Fox señaló que AMLO respaldaba a Morales "para justificar sus ideas dictatoriales en México".

El gobierno mexicano (centroizquierda) también fue criticado por no actuar de la misma forma con Venezuela.

A la postura de México también se unió el P residente electo de Argentina, Alberto Fernández, que asumirá el poder el próximo 10 de diciembre. El futuro mandatario considera que hubo un golpe de Estado, aunque la crisis política boliviana llega en un mal momento para su estrategia regional. Así lo señalaron el diario La Nación y el portal Infobae, que recordaron que hace unos días Fernández le había dado su respaldo a Evo, a quien tenía considerado para el nuevo eje de centroizquierda en la región.

Por otro lado, Alberto Fernández había avanzado en un diálogo común con la Casa Blanca, que puede sufrir interferencias por la crisis en Bolivia. Si bien el Presidente Donald Trump avaló a la Organización de Estados Americanos (OEA) cuando demostró que hubo fraude en las elecciones, "Fernández no quiere un enfrentamiento puntual con Trump, pero está sujeto a las presiones del Grupo de Puebla y de Cristina Fernández de Kirchner", señaló el portal Infobae.

La postura de Fernández es opuesta a la del actual Mandatario argentino, Mauricio Macri, quien se limitó a mostrar su preocupación, mientras que su canciller, Jorge Faurie, indicó que "en este momento y siguiéndolo paso a paso, no están los elementos para considerar esto como un golpe de Estado", porque el Ejército -aseguró- no ha asumido el poder.

Así, la renuncia de Evo ha movido las fichas del tablero regional, abriendo una gran incertidumbre.