Amnistía Internacional (AI) denunció este martes el asesinato de al menos 13 miembros de la etnia hazara, entre ellos una menor de 17 años, por parte de combatientes talibanes en la provincia afgana de Daikundi.

Los hechos, según una investigación de la organización, tuvieron lugar el 30 de agosto en el pueblo de Kahor, en el distrito de Khidir de la mencionada provincia, donde, en concreto, los talibanes mataron a once exmiembros de las Fuerzas de Seguridad de Defensa Nacional Afgana (ANDSF) y dos civiles.

Más de una treintena de exmiembros de seguridad afganos buscaron refugio en este distrito, al que llegaron con equipo militar y armamento del antiguo gobierno, tras la tomar del poder por parte de la milicia.

De acuerdo a declaraciones de testigos presenciales, tras la rendición de los exmiembros de las fuerzas del anterior Gobierno afgano el 29 de agosto, al día siguiente unos 300 combatientes talibanes llegaron a las proximidades de la aldea de Dahani Qul, donde se encontraban los exintegrantes de las ANDSF, que huyeron de la zona con sus familias.

En la huída, uno de los vehículos quedó atascado en Kahor y fue alcanzado por los talibanes, que abrieron fuego contra la multitud, matando a dos civiles, entre ellos una joven de 17 años, y dos exmiembros de las fuerzas de seguridad. Un talibán murió alcanzado por un disparo de respuesta.

Después, otros nueve exagentes se rindieron, si bien los talibanes los trasladaron a un río cercano y los ejecutaron, lo que supone “asesinatos que parecen ser crímenes de guerra”, como alertó la organización.

Amnistía Internacional ha comprobado fotografías y material audiovisual capturado tras los asesinatos y identificó el pueblo en el que se produjeron los hechos. En las imágenes se observa a once hombres, varios de ellos con heridas de bala en la cabeza.

El 31 de agosto, un día después de los hechos, los habitantes de la zona llevaron los cadáveres a Dahani Qul para enterrarlos en las parcelas familiares, una información que ha sido verificada por Amnistía en el caso de dos de las tumbas.

Según detalla la organización, los talibanes dijeron entonces a los familiares que quedaban que todos los que habían huido debían regresar y entregarse en un plazo de tres días. “He matado gente durante los últimos 20 años. Matar es fácil para mí. Puedo volver a matar”, advirtió uno de los combatientes, de acuerdo a los testimonios recogidos.

El 1 de septiembre, Sadiqullá Abed, el jefe de Policía de Daikundi nombrado por los talibanes, negó que se hubieran producido asesinatos y se limitó a confirmar que un miembro de la milicia había resultado herido en un ataque en la provincia.

“Mismos abusos que en su anterior gobierno”

La secretaria general de la organización, Agnés Callamard, aseveró que estas “ejecuciones a sangre fría” son una “prueba más” de que los talibanes “están cometiendo los mismos abusos horribles por los que eran famosos durante su anterior gobierno en Afganistán”.

“Violan repetidamente los derechos de quienes perciben como sus adversarios, e incluso matan a quienes ya se han rendido”, se lamentó, para insistir en que aunque “dicen que no tienen como objetivo a los empleados del gobierno anterior, estos asesinatos contradicen tales afirmaciones”.

En este sentido, Callarmar ha reclamado que los talibanes “pongan fin inmediatamente” a estos “crueles actos de venganza” y “garanticen que los empleados del anterior gobierno y sus familias puedan vivir con seguridad en Afganistán”.

“El nuevo Gobierno debe dejar claro que no se tolerarán estas graves violaciones, y que los responsables serán procesados”, ha urgido la secretaria general de Amnistía Internacional.

Para verificar los abusos recogidos en esta investigación, y otros cometidos por los talibanes desde su toma de poder en agosto de este año, la organización ha enfrentado problemas, algunos de ellos por el corte del servicio de telefonía móvil en algunas regiones del país centroasiático.

Poco después de la caída de Kabul, Amnistía Internacional documentó cómo los combatientes talibanes masacraron a nueve hombres de etnia hazara tras tomar el control de la provincia de Ghazni.