La ONG Amnistía Internacional instó este lunes a la comunidad internacional a dar prioridad a la obtención de pruebas de presuntos crímenes de guerra a medida que las tropas ucranianas recuperan el territorio invadido por Rusia.

“A medida que Ucrania recupera el control del territorio ocupado por las fuerzas rusas, se debe dar prioridad a la obtención de pruebas de sus presuntos crímenes de guerra”, expresó la directora para Europa Oriental y Asia Central de Amnistía, Marie Struthers, pidiendo recursos a la comunidad internacional.

“La recopilación de estas pruebas requiere muchos recursos, por lo que pedimos a la comunidad internacional que proporcione recursos para ayudar a Ucrania en sus esfuerzos. Todos los juicios en curso y futuros sobre presuntos crímenes de guerra deben cumplir las normas de un juicio justo”, añadió Struthers.

Amnistía remarcó que Rusia estaría lanzando ataques en respuesta a los avances militares de Ucrania que habrían causado “daños significativos” a infraestructura civil crítica, incluyendo un ataque a una planta de energía que ha provocado cortes de energía y agua y ha interrumpido actividades civiles.

Por ello, recordó a Rusia que los “ataques deliberados” contra infraestructuras civiles pueden constituir crímenes de guerra.

“Estos ataques deben ser investigados con el fin de garantizar que cualquier sospechoso de responsabilidad criminal sea llevado ante la justicia”, subrayó la organización.

Durante los últimos días, Ucrania aseguró haber recuperado más de 6.000 kilómetros cuadrados de territorio previamente ocupado por Rusia, incluyendo Izium y Kupiansk, dos ciudades clave en la región de Járkov.

A medida que las fuerzas invasoras se retiran, surgen pruebas de presuntos crímenes de guerra cometidos por las tropas rusas y por los grupos armados respaldados por Rusia en forma de testimonios, videos y fotografías.

El 10 de septiembre, las Fuerzas Armadas ucranianas informaron de que agentes de la Policía habían exhumado los cadáveres de dos hombres supuestamente torturados y asesinados por las fuerzas rusas en la aldea de Hrakove, en Járkov, en marzo.