“Make America Healthy Again” (Hagamos América Saludable de Nuevo, en español): el eslogan, a la usanza de Donald Trump, fue adoptado por la campaña gracias a Robert F. Kennedy Jr., un candidato presidencial independiente que terminó sumándose al equipo del magnate, y que ahora tendrá plenos poderes en el sistema sanitario estadounidense.

Sin ser el tema central de la campaña este año, la pandemia del Covid-19 tuvo sus ecos en la disputa entre Trump y Kamala Harris, y el republicano no dudó en alinearse con el sentimiento contrario a las vacunas: habló de quitar la exigencia de estar vacunado para los militares, y se refirió a las vacunas contra la polio con el podcaster Joe Reagan.

Project 2025, su “manual” de gobierno armado por la Heritage Foundation, menciona repetidamente su oposición al uso obligatorio de mascarillas. Con la victoria de Trump en las elecciones norteamericanas, el movimiento antivacunas ascendió a alturas políticas nunca vistas.

Donald Trump no ha dudado en alinearse con el sentimiento contrario a las vacunas.

Donald Trump llegará a la Casa Blanca para un segundo mandato, en medio de las preocupaciones sobre la inflación provocada por la pandemia: con un destacado escéptico de las vacunas, a su lado, Robert F. Kennedy Jr., y con propuestas de políticos conservadores para reestructurar las agencias de salud pública centrales. A grandes rasgos, el plan sería quitarles el poder que tienen en pos de una “libertad” de los ciudadanos.

Actualmente, junto con la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) aprueban las vacunas que se usan en el país. Esta última agencia también hace recomendaciones sobre que inoculaciones que debería administrarse a la población, incluidos los niños.

En específico, Project 2025, el manual escrito parcialmente por el exdirector de la oficina de derechos civiles de Trump, Steve Bannon, menciona la posibilidad de limitar la facultad de los CDC de hacer recomendaciones en normas y calendarios de vacunas. El mismo Kennedy Jr. Indicó sobre estas agencias que “tienen que desaparecer”: “No están protegiendo a nuestros hijos”.

Donald Trump dándole la mano a Robert F. Kennedy Jr. en un evento en Duluth, Georgia. Foto: Reuters

Una preocupación recurrente de los expertos en salud es el daño que podría causar poner el a un escéptico de las vacunas al frente de poderosas agencias federales de salud. Trump todavía no ha anunciado un papel específico para Kennedy Jr. en la administración, pero este último dijo que le “prometieron” control sobre la política de salud.

En medio de repetidas menciones a “Bobby”, por parte del mismo Trump, su influencia parece haber aumentado en el período previo al día de las elecciones. Kennedy Jr. se postuló como candidato independiente en las elecciones presidenciales de 2024, pero se retiró y respaldó a Trump en agosto: es un conspiracionista conocido por difundir afirmaciones infundadas, como la idea de que el VIH no causa el SIDA, y teorías completamente desacreditadas como una supuesta relación entre las vacunas y el autismo.

Kennedy Jr. ya recomendó a otro escéptico de las vacunas, el actual cirujano general de Florida, el Dr. Joseph Ladapo, como secretario de Salud y Servicios Humanos (HHS), una enorme agencia federal que alberga 13 divisiones y 10 subagencias, incluidos los CDC locales y los Institutos Nacionales de Salud (NIH).

Durante la pandemia, Ladapo instó a los floridanos a no recibir la vacuna contra el Covid-19, y permitió que los niños no vacunados fueran a la escuela en medio de un brote de sarampión en el estado. “RFK Jr. tiene una serie de creencias falsas que no están respaldadas por evidencia científica y siempre es una amenaza para las vacunas”, dijo el Dr. Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas y médico del Hospital Infantil de Filadelfia.

Robert Kennedy Jr. en un evento contra las vacunas en 2019. Foto: Archivo

Otra de las afirmaciones falsas de Kennedy Jr. tiene que ver con su oposición a la adición de flúor en el agua potable: según él, esta forma de tratamiento del agua estaría “disminuyendo el coeficiente intelectual de nuestros niños”. “Creo que el flúor está en vías de desaparición”, dijo. “Creo que cuanto antes se elimine, mejor. No voy a obligar a nadie a retirarlo, pero voy a asesorar a los distritos de agua sobre su responsabilidad legal”, agregó.

“El presidente Trump y yo vamos a detener el envenenamiento masivo de niños estadounidenses”, dijo Kennedy Jr. en un video de septiembre.

Esto, a pesar de décadas de estudio que demuestran la eficacia y seguridad de la técnica: el tratamiento del agua pública con pequeñas cantidades de flúor ha sido ampliamente aclamado por la comunidad científica como una de las intervenciones de salud pública más importantes del siglo pasado.

De hecho, la Asociación Dental Estadounidense respaldó la fluoración del agua para ayudar a prevenir las caries dentales. “Incluso en una época en la que el flúor está ampliamente disponible de diversas fuentes, varios estudios muestran que la fluoración del agua comunitaria previene al menos el 25% de las caries dentales en niños y adultos a lo largo de su vida”, afirmó la Asociación.

Como presidente, Trump tendría solo una autoridad limitada para hacer algunos de estos cambios, y algunos requerirían de la aprobación del Congreso. Sin embargo, en campaña, el candidato republicano dijo que dejaría que Kennedy “haga lo que quiera con la salud”. “Quiero estar en la Casa Blanca, y él me ha asegurado que tendré eso”, afirmó Kennedy esta semana.