La madrugada del martes 15 de noviembre de 2016, cientos de chilenos aguardaron con interés el aterrizaje del Antonov AN-225 Mriya, el avión más grande del mundo. Como si volara en cámara lenta, dado a sus grandes dimensiones, el aterrizaje de la aeronave ocurrió a las 1.40 horas en el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Pudahuel y su expectación fue tal que hasta recibió aplausos en su arribo.

Pero cinco años más tarde, el gran “sueño” (mriya significa precisamente sueño en ucraniano) de esa nación acabó destruido por las fuerzas rusas, según informó el propio gobierno ucraniano. El avión se encontraba aparcado en la base aérea en Hostomel, cercana a Kiev, que fue atacada el jueves por las fuerzas de ocupación rusas.

“El avión más grande del mundo Mriya (El Sueño) fue destruido por ocupantes rusos en un aeródromo cerca de Kiev. Reconstruiremos el avión. Cumpliremos nuestro sueño de una Ucrania fuerte, libre y democrática”, comunicó el gobierno de Volodímir Zelenski en Twitter.

El Antonov An-225.

El Antonov 225 arribó a Chile por el expreso pedido de la hidroeléctrica Colbún. La compañía solicitó da ABB Brasil un la reparación en tiempo récord de un transformador para una sus plantas de energía y la única forma de traerla fue a través del carguero aéreo, que precisamente fue construido para cumplir aquellas funciones. El vuelo fue desde Guarulhos (Sao Paulo) a Pudahuel.

Según Colbún, aquella operación fue la mayor en el transporte de carga realizada en Chile y la segunda más grande en el mundo, con un peso 182 toneladas. Paulo Avelino, gerente de ingeniería de ABB, recuerda la operación: “Estudiamos el caso de reparar en el lugar el transformador, pero no fue viable en el tiempo que Colbún exigía. Por eso, nos desafíamos en hacerlo en un tiempo menor, pero en la fábrica”.

Eduardo Lauer, gerente de ingeniería y proyectos de Colbún, rememora que el peso y dimensiones del transformador complicaban al carguero. Pero lo solucionaron: “El transformador tiene ocho metros de largo, por lo que no podía viajar. Hubo que diseñar una cama para repartir la carga y en ese caso no hubo problemas”.

La imponente aeronave fue construida para ello. Con 84 metros de largo y 88 metros de envergadura, pesando 175 toneladas sin carga ni combustible, el Mriya fue presentado en 1988, cuando Ucrania pertenecía a la Unión Soviética, siendo desarrollado para mover al transbordador espacial Burán.

Se impulsa gracias a seis motores y su tren de aterrizaje está compuesto por 32 ruedas. En un principio fue concebido con fines militares, sin embargo, actualmente es utilizado para el transporte de carga.