El monstruoso huracán Ian que atravesó Cuba por el occidente, no sólo dejó tres muertos y una suma todavía no cuantificada de daños materiales, sino que provocó una avería eléctrica que dejó a los 11 millones de habitantes de la isla completamente a oscuras, situación que se prolonga por más de 48 horas.
El gobierno aún no ha ofrecido una estimación oficial de la cantidad de afectados o de cuándo se solucionará el problema a nivel nacional. Sin embargo, la autoridad eléctrica señaló el jueves en un comunicado que en La Habana, hogar de dos millones de personas, sólo el 10% de los usuarios tienen luz.
En algunos lugares los vecinos celebraron cuando la energía regresó el miércoles, aunque en otros volvió y se cortó otra vez. Miles de familias llevan más de 48 horas sin corriente y temen perder los pocos alimentos que consiguieron en un contexto de desabastecimiento general.
Especialistas indicaron que el apagón total demostró la vulnerabilidad del Sistema Energético Nacional (SEN) y advirtieron que requerirá tiempo y recursos -de los que el país no dispone- para salir del trance, mientras las autoridades aseguraron que trabajan sin descanso.
Personas consultadas por AP de las principales ciudades del país dieron cuenta de una situación similar a la de La Habana. En Holguín, Guantánamo, Matanzas, Ciego de Ávila, Camagüey y Santiago, por ejemplo, un buen porcentaje reportó que luego del apagón sus barrios siguen sin luz.
“El SEN ya estaba en estado crítico e inmunocomprometido como resultado del deterioro de las termoeléctricas. El paciente está ahora en soporte vital”, explicó Jorge Piñon, director del Programa de Energía y Medio Ambiente de América Latina y el Caribe de la Universidad de Texas.
“Es la analogía perfecta del efecto dominó en el que derribas una ficha e impactas a todas las demás en una reacción en cadena”, añadió el especialista sobre el hecho de que una avería en una parte del país se sintiera en todos lados debido a que el sistema está interconectado.