“Me siento muy mal. No he hablado con él durante mucho tiempo”. Así, el Presidente de EE.UU., Donald Trump, respondió a la prensa tras el arresto este jueves de su exasesor Steve Bannon, acusado de fraude electrónico y conspiración para cometer lavado de dinero a través de We build the wall, una plataforma que recolectó US$ 25 millones para la construcción del muro fronterizo entre Estados Unidos y México, una de las promesas del Mandatario.
El denominado “arquitecto” de la campaña del republicano en 2016 habría sido detenido a bordo de un yate de 46 metros en la costa de Connecticut. Según la fiscalía, desvió del proyecto más de US$ 1 millón mediante una organización sin fines de lucro donde tenía control total.
Después de que el Senado rechazó entregar los fondos necesarios para la construcción del muro en 2018, la plataforma prometía canalizar el dinero para lograr el objetivo y así transformarse en el “primer muro en la frontera construido con fondos privados”. Por US$ 100, los donantes podían comprar un ladrillo con su nombre inscrito para la edificación. Para cubrir los rastros el estratega de 66 años y otros tres detenidos usaban facturas falsas y varias empresas como fachada.
El 20 de enero de 2017, cuando Trump asumió la presidencia, lo hizo acompañado de Bannon. Inicialmente ambos tenían una relación estrecha, pero a los meses de gestión una serie de rencillas con asesores, entre ellos Jared Kushner, el esposo de Ivanka Trump y principal asesor del jefe de Estado, y filtraciones a la prensa, desencadenaron su despido en agosto de 2017.
Según la BBC, la molestia contra Bannon aumentó después que salió publicado en 2018 el libro “Fuego y Furia”, de Michael Wolff, en el que describió una reunión entre el hijo de Trump y un grupo de rusos. En esa ocasión, el Presidente tildó a su excolaborador de “traidor”. También dijo que “cuando fue despedido, no solo perdió su trabajo, sino su cabeza” . Sin embargo, meses después, a través de Twitter, Trump describió a Bannon como “uno de mis mejores alumnos”.
Tropiezo para campaña
A tres meses de las elecciones en las que Trump busca la reelección y a solo días de su nominación oficial por el Partido Republicano, la detención de Bannon -quien horas después fue liberado tras pagar una fianza de US$ 5 millones- se convierte en un nuevo dolor de cabeza para la Casa Blanca y en un factor desestabilizador de la campaña.
Es el segundo golpe de esta semana después de la publicación del informe del Comité de Inteligencia del Senado que apuntó a Paul Manafort, antecesor de Bannon, como el lazo entre la campaña de Trump y la inteligencia rusa ante la investigación de injerencia en las elecciones de 2016. A la lista de exasesores de Trump acusados de delitos federales se suma el exconsejero de Seguridad Nacional, Michael Flyyn, y el abogado, Michael Cohen.