La ascensión del rey Carlos en el trono británico ha suscitado nuevos llamados de los políticos de las antiguas colonias del Caribe para que se destituya al monarca como su jefe de Estado.

Carlos sucede a su madre, la reina Isabel II, que gobernó durante 70 años y murió el jueves.

El primer ministro de Jamaica dijo que el país lloraría a Isabel, mientras que su par de Antigua y Barbuda ordenó que las banderas estuvieran a media asta hasta el día de su entierro.

Sin embargo, en algunos sectores existen dudas sobre el papel que debe desempeñar un monarca lejano en el siglo XXI. A principios de este año, algunos dirigentes de la Commonwealth expresaron su malestar en una cumbre celebrada en Kigali (Ruanda) sobre el paso del liderazgo de Isabel a Carlos.

La reina Isabel II llega el tercer día de la carrera de caballos Royal Ascot, conocida tradicionalmente como el Día de las Damas, en Ascot, Inglaterra, el jueves 21 de junio de 2018. Foto: AP

Mientras que una gira de ocho días realizada en marzo por el ahora heredero del trono, el príncipe Guillermo, y su esposa Kate, por Belice, Jamaica y las Bahamas, estuvo marcada por la exigencia de pagos de reparación y una disculpa por la esclavitud.

Barbados, uno de los 12 países caribeños miembros de la Commonwealth, abandonó a la reina como jefa de Estado el año pasado. Jamaica ha señalado que pronto podría seguir su ejemplo, aunque ambas siguen siendo miembros de la Mancomunidad.

Una encuesta realizada en agosto mostró que el 56% de los jamaicanos está a favor de eliminar al monarca británico como jefe de Estado.

El ex primer ministro de Santa Lucía y ahora dirigente de la oposición Allen Chastanet dijo a Reuters que apoya lo que, según él, es un movimiento “general” hacia el republicanismo en su país. “Ciertamente, en este momento apoyaría convertirme en una república”, señaló.

Los activistas de la región dijeron que la llegada al trono de Carlos es también una oportunidad para redoblar los llamados a la reparación de la esclavitud.

Más de 10 millones de africanos fueron parte de la trata de esclavos por las naciones europeas entre los siglos XV y XIX. Los que sobrevivieron al brutal viaje a través del Atlántico fueron obligados a trabajar en plantaciones del Caribe y América.

Aunque Carlos no mencionó las reparaciones en su discurso en la conferencia de Kigali, expresó su dolor por el sufrimiento causado por la esclavitud.