El extremista de ultraderecha que el viernes provocó un baño de sangre en dos mezquitas de Nueva Zelandia, donde mató a tiros a 49 fieles, hizo el signo de los supremacistas blancos ante el tribunal de la ciudad de Christchurch, que este sábado lo inculpó por asesinatos.
El australiano Brenton Tarrant, de 28 años, expreparador físico y "fascista" autoproclamado, escuchó impasible la lectura de los cargos en su contra durante una breve audiencia a puerta cerrada, a la que solo asistió la prensa por razones de seguridad.
De pie, esposado y ataviado con una bata blanca de detenido, Tarrant hizo con la mano derecha el signo de OK, uniendo pulgar e índice, símbolo utilizado en todo el mundo por los adeptos del supremacismo blanco.
Tarrant permanecerá en prisión hasta su próxima comparecencia, prevista el 5 de abril.
En el exterior de la corte fueron desplegados agentes de la policía de élite fuertemente armados.
Frente al tribunal, los hijos de un hombre afgano de 71 años, Daoud Nabi, que murió en la matanza, clamaban justicia.
"Es monstruoso. Eso es algo que va más allá de la imaginación", se lamentaba uno de los hijos de Nabi.
Condena global
El atentando suscitó una cascada de condenas en todo el mundo, desde el papa Francisco hasta la reina Isabel II, pasando por el presidente estadounidense, Donald Trump, y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan.
Pocas horas después de la matanza, la policía descubrió que el agresor había transmitido en directo el ataque, con una cámara adosada al cuerpo. Las autoridades pidieron de inmediato evitar compartir ese video.
Antes de pasar a la acción, el hombre -que se presentó como un blanco de clase obrera con pocos recursos-, publicó en Twitter un manifiesto racista de 74 páginas titulado "El gran reemplazo", en alusión a una teoría originada en Francia y que va ganando terreno entre los círculos de la ultraderecha. Según esta teoría, los "pueblos europeos" son "reemplazados" por poblaciones no europeas inmigrantes.
El documento detalla dos años de radicalización y preparativos. Afirma que los momentos claves de su radicalización fueron el fracaso de la dirigente ultraderechista Marine Le Pen en las elecciones francesas de 2017 y la muerte de la pequeña sueca Ebba Åkerlund, de 11 años, en un atentado yihadista con camión en abril de 2017 en Estocolmo.
Las cuentas en Twitter, Instagram y Facebook donde fueron publicados el video, las fotos y el manifiesto fueron desactivadas.
Las imágenes filmadas por el agresor son "extremadamente duras", advirtió la policía. Las autoridades han advertido a los internautas que pueden ser condenados a 10 años de prisión si comparten este video, difundido por Facebook Live.
Otras dos personas permanecen detenidas aunque su relación con los ataques aún es desconocida.