De la sospecha a la consternación. Las declaraciones iniciales de su hijo Flávio, quien informó que su padre solo había sufrido una lesión superficial tras el ataque con cuchillo del que fue víctima el jueves en Minas Gerais, dieron pie a las especulaciones. Pero con el paso de los minutos se conoció la real gravedad del incidente protagonizado por Jair Bolsonaro, el polémico candidato presidencial brasileño de extrema derecha.
En un video, su hijo, el también diputado Eduardo Bolsonaro, aseguró que el cuchillo le penetró 12 centímetros y que "es un milagro que esté vivo". "Si demoraba otros cinco minutos en llegar al hospital, habría muerto", agregó. El cuchillo que Adélio Bispo de Oliveira enterró en el abdomen de Bolsonaro perforó gravemente el intestino grueso, ocasionó tres lesiones en el intestino delgado y en una vena del abdomen. Esto último explica el shock hipovolémico con que llegó al hospital de Minas Gerais. Uno de los médicos, citado por BBC, reveló que el candidato del Partido Social Liberal (PSL) perdió cerca del 40% de su sangre.
Trasladado al hospital Albert Einstein de Sao Paulo, Bolsonaro tendrá que permanecer internado al menos una semana y después podrá continuar con su agenda de campaña en forma normal, según sus médicos. Sin embargo, tendrá que regresar al hospital en uno o dos meses para revertir la colostomía a la que fue sometido debido a que la herida en el colon le provocó una contaminación por heces.
En un video grabado para sus seguidores, Bolsonaro dijo que se preparaba para un ataque porque sabía de los riesgos que corría. "Yo me preparaba para un momento como este porque uno corre riesgos. Pero, de vez en cuando, uno lo duda. ¿Será que el ser humano es tan malo así?", afirmó el candidato, quien lamentó no asistir al desfile militar en Río de Janeiro por el Día de la Independencia. "Nunca le hice mal a nadie", agregó. Pese a ser consciente del riesgo, el equipo que coordina su seguridad admitió que el capitán de la reserva del Ejército brasileño no usaba chaleco antibalas durante el acto en el que participó el jueves en Juiz de Fora, la segunda mayor ciudad del estado de Minas Gerais, y en el que fue atacado.
"Conmoción popular"
El atentado sacudió la campaña más polarizada e incierta de las últimas décadas en Brasil. Según analistas, el ataque podría ayudar a Bolsonaro a reducir el rechazo que este nostálgico de la dictadura militar (1964-85), con exabruptos racistas, misóginos y homofóbicos genera en amplios sectores sociales. Y reforzar el apoyo de sus incondicionales, que ven en este partidario de la liberalización del porte de armas una figura providencial para gobernar un país con más de 60.000 asesinatos por año. "El ataque podría ayudar a Bolsonaro a superar su alto índice de rechazo", de más de 40%, afirmó Jimena Blanco, analista de Verisk Maplecroft, citada por France Presse.
En la misma línea se pronunció Carlos Melo, politólogo de Insper, una escuela de negocios de Sao Paulo, quien dijo a Reuters que Bolsonaro podría obtener algunos votos, pero dudaba de un gran cambio, especialmente porque el 44% de los encuestados por Ibope dicen que nunca votarán por Bolsonaro, el candidato que concita más rechazo. "No veo ninguna razón por la cual los votantes que previamente dijeron que lo rechazarán ahora lo apoyarían automáticamente", dijo Melo.
Pero algunos partidarios de Bolsonaro y analistas, especialmente en los mercados financieros, pronostican que el ataque podría darle un gran impulso. Argumentan que atraerá al 28% de los votantes que dicen estar indecisos o que no iban a apoyar a nadie.
Luis Nassif, analista político y columnista brasileño, cree que el ataque "sí va a beneficiar" a Bolsonaro. Pero explica a La Tercera que "la duda es cuánto tiempo se mantendrá la conmoción popular". Según Nassif, quien "con certeza" se verá afectado por el incidente será el candidato del PSDB, Geraldo Alckmin. "Todo el antipetismo irá en dirección a Bolsonaro. En cuanto al PT, sin Lula, y con la conmoción creada, aún no se sabe el resultado", concluyó.