Después de dos días de enfrentamientos, los manifestantes concentrados en las inmediaciones de la embajada de Estados Unidos en Irak como represalia a los bombardeos realizados el domingo por Washington contra las brigadas del Hizbolá que dejó alrededor de 25 fallecidos, se retiraban hoy del enclave tras la petición de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP).

La tensión aumentó el martes cuando cientos de milicianos irrumpieron en el complejo diplomático estadounidense, destruyendo la recepción, rompiendo ventanas y pintando consignas.

Hoy, varios manifestantes acampaban frente a la embajada para ejercer mayor presión y solo dieron pie atrás después del comunicado del FMP que solicitó abandonar la zona tras un pedido del gobierno iraquí.

Ante el asedio, marines estadounidenses que resguardaban la embajada lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes y helicópteros Apache sobrevolaron el lugar.

La situación generó un nuevo episodio de alarma en la región. "¡La pagarán muy caro! Esta no es una advertencia, es una amenaza. ¡Feliz Año Nuevo", escribió el Presidente estadounidense, Donald Trump, el martes en su cuenta de Twitter tras acusar a Irán de ser "totalmente responsable" del ataque y agradecer al gobierno de Irak por la "rápida respuesta cuando se les solicitó".

Sin embargo, las autoridades iraquíes condenaron el ataque y advirtieron que revisarán las relaciones con Estados Unidos.

A pesar que no se reportaron bajas, la embajada estadounidense en Bagdad, ubicada a orillas del río Tigris en un distrito gubernamental conocido como Zona Verde, es la misión diplomática de la Casa Blanca más grande del mundo y una de las más protegidas.

Por esto, "en respuesta a los eventos recientes", el secretario de Defensa de EE.UU., Mark Esper anunció el despliegue del batallón de infantería de la 82° División Aerotransportada del Ejército en Fort Bragg, Carolina del Norte, quiénes se encontraban en Kuwait.

Según la agencia Associated Press, los 750 soldados desplegados en la zona son adicionales a los 14 mil militares que ya han sido emplazados en la región del Golfo Pérsico desde mayo en respuesta a las preocupaciones sobre una posible agresión proveniente de Irán.

Washington sostiene que la respuesta perpetrada el domingo fue en represalia a la muerte de un contratista estadounidense en un ataque con cohetes contra una base militar iraquí la semana pasada, que además causó lesiones a efectivos de EE.UU. y de Irak, y del que Washington responsabilizó a Hizbolá. La FMP convocó a la población a participar en concentraciones en recuerdo a los "mártires" en Bagdad y otras capitales provinciales.