Con tres muertos y ocho heridos, el ataque yihadista del pasado viernes en Solingen, en medio de un festival que celebraba el aniversario de la ciudad alemana, se ha vuelto el atentado más grave en el país europeo desde 2016. Ahora, con el crimen confeso del autor, un refugiado sirio de 26 años, el debate político en Alemania se ha centrado en seguridad y política migratoria, y en un momento clave: en la semana de las elecciones regionales de Turingia y Sajonia.
Aún sin encuestas que muestren el cambio de este fin de semana, el clima político en Alemania indica que la “Alternativa para Alemania” (AfD), el partido de extrema derecha conocido por sus lazos con grupos neonazis, sacaría provecho de este evento. Un poco después de que se produjera el atentado, sin siquiera conocerse el autor, la colectividad ya había puesto como lema de campaña “Höcke o Solingen”, señalando a su líder en Turingia, Björn Höcke, como la respuesta contra la violencia.
El mismo Höcke, aún cuando no se conocía el origen del atacante, había llamado a votar a su partido con la siguiente frase en X: “Libérense, ¡acaben de una vez con la aberración del multiculturalismo forzado!”.
De los 16 estados federados que componen Alemania, en estos días tres eligen a su Parlamento regional: el próximo domingo 1, Turingia y Sajonia, en tanto que el 22 de septiembre, se harán en Brandeburgo. Por esto mismo, el atentado llega en un momento crítico: precisamente en Turingia, el AfD lidera en las encuestas, con cerca del 30% de las intenciones de voto.
En Sajonia, el partido es solo superado por la Unión Demócrata Cristiana (CDU), mientras que en Brandenburgo la extrema derecha vuelve a estar en primera posición. A pesar de eso, a causa del “cordón sanitario” que tienden a realizar el resto de los partidos, es poco probable que el AfD gobierne en alguno de estos estados.
Aún sin chances para tener el poder, sus adversarios ya comienzan a usar sus argumentos, y el presidente de la CDU, Friedrich Merz, acusó a la inmigración de los atentados. Precisamente en las últimas semanas, se estaba discutiendo una ley para prohibir el porte de cuchillos en las calles, y Merz aseguró en redes sociales: “El problema no son los cuchillos, sino las personas que los llevan. En la mayoría de los casos se trata de refugiados, y en la mayoría de los crímenes hay detrás motivos islamistas. Es suficiente”.
El sábado, el grupo terrorista Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad del ataque, perpetrado por lo que calificaron como uno de sus “soldados”.
En caso de ser el partido más votado en alguno de estos estados, la AfD quebraría lo que ha sido un techo hasta ahora: aún consiguiendo alcaldías y distritos rurales, nunca ha sido la fuerza política más votada a nivel de estado federado alemán. A causa de su extremismo y por los lazos que algunos de sus miembros mantienen con grupos neonazis, este partido es seguido por los servicios secretos alemanes.
De momento, en Turingia gobierna una coalición tripartita con La Izquierda, los Socialdemócratas y Los Verdes. En tanto, tanto en Sajonia como en Brandenburgo gobiernan coaliciones tripartitas conocidas como “Kenia”, por los colores de los partidos que hacen la alianza: negro para la CDU, rojo para los Socialdemócratas y Los Verdes. A nivel nacional, la coalición tripartita que gobierna es “semáforo” (en vez de negro, amarillo de los Liberales).
En medio de las campañas, el canciller Olaf Scholz visitó este lunes la ciudad de Solingen, señalando que lo ocurrido ahí fue “terrorismo contra todos nosotros”. “Siento ira, mi ira se dirige contra los islamistas. Tienen que saber que no cesaremos en su persecución”, indicó el líder nacional, en una conferencia en la que tuvo a su lado al primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, Hendrik Wüst.
En la comparecencia, Scholz no dudó en prometer que habrá más deportaciones: ”Haremos todo lo posible para asegurar que quienes no tienen derecho para estar en Alemania sean deportados”. Asimismo, aseguró que se intensificarán las normas para poseer armas.
El autor confeso de los apuñalamientos se entregó a la policía durante el fin de semana, y su nombre es Issa al H. Con 26 años, se trata de un ciudadano sirio que habría entrado a la Unión Europea desde Bulgaria, y que había incluso recibido una “orden de deportación”. Después de evitar la deportación y esperar a que la orden expirase, había conseguido de nuevo obtener un permiso temporal para estar en Alemania.
La ministra alemana del Interior, Nancy Faeser, se ha quejado repetidamente de que muchos países de la UE, como Bulgaria y Rumania, simplemente permiten que los solicitantes de asilo puedan seguir viaje hacia Alemania. Actualmente, la Policía Federal alemana realiza controles puntuales en varias fronteras, por ejemplo, en las con Polonia, la República Checa y Austria, indicó la cadena Deutsche Welle.