La noche del 28 de febrero de 1986, el primer ministro sueco Olof Palme fue asesinado en la céntrica calle Sveavägen, de Estocolmo, cuando caminaba junto a su esposa Lisbet después de ver la película Bröderna Mozart (Los hermanos Mozart) en el Grand Cinema. Aprovechando que el líder del Partido Socialdemócrata Sueco no llevaba escolta, un sujeto le disparó a quemarropa y abrió una crisis en un país que parecía ajeno a los escándalos. El asesino huyó por una escalera sin que la policía, 33 años después, haya conseguido desvelar su identidad.

Como en una novela por entregas, el afamado escritor sueco Stieg Larsson investigó el homicidio durante varios años. Obsesionado con resolver el caso, el autor de la trilogía "Millenium" acumuló 20 cajas de documentos, escritos y pistas, que no alcanzó a procesar debido a su prematuro fallecimiento en 2004, a los 50 años, producto de un ataque al corazón. El autor sueco estaba convencido de que la extrema derecha estaba detrás del asesinato.

Y el olfato de Larsson parece no haber estado equivocado. Tomando como base los documentos que éste almacenó, el escritor y periodista sueco Jan Stocklassa prolongó dicha investigación en su intento por dar respuesta a uno de los mayores enigmas de la historia del crimen. Después de ocho años de pesquisas, el resultado se tradujo en el libro Stieg Larsson. El legado: Las claves secretas el asesinato de Olof Palme.

Stocklassa relata a La Tercera que supo que Larsson investigaba el asesinato del premier sueco mientras escribía otro libro. "Me topé con una persona que había sido sospechosa en el asesinato de Palme. Cuando estaba investigando sobre él, encontré un interesante artículo sin firma. Cuando le preguntaron a su dueño quién lo escribió, dijo: Stieg Larsson. Entonces me di cuenta que había estado muy interesado en el asesinato". "Comencé a buscar más y seis meses después encontré el archivo olvidado y era muchas veces más grande de lo que podía imaginar: 20 cajas", agregó.

Según Stocklassa, "Larsson tenía la teoría que Sudáfrica y los suecos de extrema derecha trabajaban juntos para asesinar a Olof Palme (por su oposición al apartheid y al comercio de armas), pero Stieg murió antes de que pudiera llegar hasta el final". "Hice lo que Stieg habría hecho, si él hubiera vivido", asegura.

El escritor sueco tiene su explicación para la tardanza de la justicia en encontrar a los culpables del asesinato de Palme. "Hubo un par de errores fatales, principalmente las personas que lideraron la investigación. Es una herida en la sociedad sueca que no se ha curado".

Pero tras la publicación del libro los gobiernos de Sudáfrica y Suecia han reabierto la investigación del asesinato del primer ministro. "Estoy en contacto frecuente con la policía sueca y ellos están en contacto con los sudafricanos. Estoy convencido de que esto llevará a que el asesinato se resuelva dentro de uno o dos años", afirma Stocklassa.

Pero el autor de Stieg Larsson. El legado, asegura conocer el nombre del autor material del asesinato de Palme. "Sí, estoy convencido de que lo sé y describo cómo sucedió en el libro, pero al final son los policías y los tribunales quienes tienen que llevar el caso a una solución completa", dice a La Tercera.

El asesinato de Palme se suma a la fatídica muerte del secretario de la ONU, el sueco Dag Hammarskjöld, ocurrida en 1961, la cual fue tratada como un accidente. Sin embargo, en enero el periódico británico The Observer recuperó algunos datos que apuntan a que el avión en que el diplomático se dirigía a mediar en la guerra de Katanga, en el Congo, fue derribado. Al respecto, Stocklassa ve puntos de comparación con el caso de Palme. "Es cierto que las nuevas pruebas encontradas apuntan a que Hammarskjöld fue asesinado. Creo que los motivos eran similares a los del asesinato de Palme. Ambos amenazaban los fuertes intereses económicos de los países y las empresas privadas, que era el motivo principal para deshacerse de ellos. Creo que las autoridades suecas han sido ingenuas y pasivas a la hora de descubrir la verdad detrás de la muerte de algunos de nuestros más grandes estadistas", concluye.