Autor de "Sodoma, poder y escándalo en el Vaticano": "Karadima fue protegido por la dictadura, porque era la parroquia de Pinochet"
Para el escritor Frédéric Martel, el exnuncio en Chile, Angelo Sodano, encarna "la caricatura de esta hipocresía de la Iglesia Católica" frente al tema gay.
"Buona será! Soy el Papa Francisco, he recibido su carta (…). Le llamó para decirle que estoy muy impresionado por su valentía y he valorado su coherencia y la sinceridad de su carta". El destinatario de las palabras del Pontífice era Francesco Lepore, un exsacerdote homosexual que tras una ascendente carrera en la Curia decidió colgar su sotana y quiso enviarle una carta al Papa para contarle su historia. Así comienza Sodoma, poder y escándalo en el Vaticano, el libro del periodista francés Frédéric Martel que adelanta ser un fenómeno de ventas en el mundo (se lanzó el jueves en ebook de forma simultánea en varios idiomas, mientras que la edición impresa llegará a Chile el 15 de abril) al abordar lo que dice es la hipocresía y el secretismo de la Iglesia Católica ante la mayoritaria presencia homosexual en el Vaticano. En el libro, el propio Lepore lanza temerariamente que "el 80% de los sacerdotes en la curia son homosexuales". Un porcentaje que Martel se niega a confirmar -"porque no sería ni científica ni periodísticamente correcto adelantar una cifra"- aunque sí habla de "una mayoría silenciosa".
Autor de cerca de una decena de libros, académico y analista de importantes centros de estudios internacionales, Martel dedicó cuatro años a investigar y escribir el libro. Fueron más de 1.500 personas entrevistadas en 30 países, 41 de ellas cardenales, además de 52 obispos y 45 nuncios. Un extenso trabajo que contó con el apoyo de 80 colaboradores. Fue tal la cantidad de material reunido que no pudo ser incluido en el libro, que se decidió poner a disposición de los lectores un documento extra de 400 páginas que se puede consultar en Internet (www.sodoma.fr). Desde París y en medio del proceso de promoción del libro, Martel conversó con La Tercera sobre su trabajo que incluso lo llevó a viajar en dos ocasiones a Chile, donde se dedicó a investigar el paso por nuestro país del cardenal Angelo Sodano, a quien describe como una de las figuras clave de este ambiente de secretismo que reina en el Vaticano. "Sodano encarna la caricatura de la esquizofrenia y la hipocresía de la Iglesia Católica", plantea.
¿Cuándo y cómo decidió comenzar a trabajar en este libro?
Yo no soy católico, no tengo cuentas que arreglar con la Iglesia y tampoco tengo una relación particular con ella, entonces es un verdadero trabajo de investigación periodística, un trabajo intelectual y sociológico, como periodista.
Usted asegura en su libro que la cultura secreta de homosexualidad en el Vaticano es importante para entender algunas decisiones tomadas por la Iglesia en las últimas décadas. ¿Por qué?
Yo no denuncio la homosexualidad, yo mismo soy gay, orgulloso de serlo. Sin embargo, la Iglesia hace que el secreto, que la hipocresía, que la doble vida se traduzca en posiciones doctrinales absurdas como, por ejemplo, la de querer prohibir el preservativo pese a que 35 millones de personas van a morir de Sida. No es la Iglesia la que fue responsable de todo esto, pero sus posiciones no han ayudado realmente a luchar contra el Sida. Y finalmente distorsiones innombrables de todo el funcionamiento de la Iglesia están ligadas a esta homosexualización muy generalizada, muy mayoritaria al nivel del Vaticano.
Usted habla extensamente de Sodano en su libro. ¿Él forma parte de esa mayoría homosexual que hay en el Vaticano?
Tres cosas. Primero, insisto, yo soy gay friendly y no tengo ningún problema con los homosexuales. Que un obispo o un nuncio sea homosexual no me plantea ningún problema, es un problema de la Iglesia, pero no es un problema para mi. Yo me siento feliz que las personas sean libres y puedan vivir como quieran. Segundo, jamás he dicho que el 80% de los sacerdotes o del Vaticano fueran homosexuales, un sacerdote lo dice, es su palabra, él sabrá por qué lo dice, pero no sería ni científica ni periodísticamente correcto adelantar una cifra como esa. Tercero, yo no conozco nada de la vida privada de Angelo Sodano, no sé si es homosexual. No obstante, cuando investigué quedé muy sorprendido de descubrir que, primero, era extremadamente cercano a Karadima, era un amigo cercano y su protector principal. Karadima es en el fondo un sacerdote dos veces protegido. Es protegido por la dictadura, porque es la parroquia de Pinochet, no de él mismo pero de sus consejeros, por lo que es una parroquia pinochetista, y es protegido por el nuncio Angelo Sodano, que es él mismo de cierta manera pinochetista. Para afirmar esto utilizo los archivos del Departamento de Estado de Estados Unidos que fueron desclasificados recientemente y que tienen un valor de prueba muy significativo, confirman la proximidad increíble del nuncio no solo con Karadima, sino también con Pinochet. Un vínculo mucho más fuerte que la relación que todo nuncio debería tener con el régimen o el gobierno donde está acreditado.
Usted dice que Sodano es uno de los responsables del encubrimiento de Karadima, pero hasta ahora ha logrado mantenerse fuera. ¿Tiene todavía mucho poder en el Vaticano?
Primero, dirige el Colegio de Cardenales, es el cardenal más importante, si el Papa muriera hoy lo reemplazaría para organizar la sucesión. Entonces tiene mucho poder. Pero a la vez es un hombre de 92 años, que es acusado de protección de sacerdotes pedófilos en muchos países, es así en el caso de Marcial Maciel, en el caso de López Trujillo en Colombia, en el caso de Bernard Law, en Boston. Su nombre reaparece mucho y yo creo que hoy Angelo Sodano debería ser -y escuche bien lo que digo, respete mis palabras-, debería ser puesto a examen por la justicia vaticana. Ponerlo a examen no quiere decir que sea culpable, yo no soy juez, yo no juzgo, pero creo que debería ser puesto a examen por la justicia para que explique lo que sabía, lo que hizo. No podemos pretender querer corregir los abusos sexuales sin corregir el marco de protección en que se dieron. Sodano está demasiado presente en todo este sistema para que no tenga que dar explicaciones.
¿Usted cree que eso es posible?
No sé, no puedo decirle. Lo que sí puedo decirle es que yo hice mi trabajo y ahora pertenece por una parte a los periodistas chilenos, que tienen que escribir toda esa historia. Karadima es el pinochetismo, es Sodano, entonces hay que contar todo esto, mucho mejor de lo que yo lo sé. Y depende de la Iglesia, principalmente del Papa Francisco, pero también del actual secretario de Estado revisar la historia de Sodano. Insisto, yo no lo acuso de ser culpable, yo no conozco su vida privada, no lo juzgo, pero pienso que es un actor clave de todo este tema, el principal actor sin duda de este sistema y necesita que nos explique lo que sabía.
Usted detalla en su libro la estrecha relación que existía entre Sodano y el régimen de Pinochet. ¿Por qué cree que se dio esa relación tan estrecha?
En mi libro lanzo tres hipótesis y se necesita ahora que estas hipótesis sean puestas a prueba con el fin de saber lo que pasó. La primera hipótesis es que Sodano era muy ingenuo y fue manipulado. La segunda, que no es una certeza, es que fuera homosexual y la dictadura tuviera un medio de chantaje sobre él. La tercera hipótesis es que hubo un asunto de dinero muy importante. No estoy en condiciones de probar esto, pero podemos plantear la hipótesis porque esta misma hipótesis surge en el caso de Marcial Maciel y en el de (el fallecido cardenal colombiano) López Trujillo. Había mucho dinero que circulaba desde dictaduras latinoamericanas hacia Roma para financiar la caída del comunismo y especialmente la organización Solidaridad en Polonia. Estamos hablando de mucho dinero que habría circulado. Si se trata de dinero que venía de Pinochet es algo que habría que establecer, pero el nuncio Sodano podría haber jugado un rol en estas transferencias. No es más que una hipótesis, pero si es el caso, puede explicar también por qué Sodano se volvió tan rápido un hombre muy cercano a Juan Pablo II, por qué fue nombrado inmediatamente después de su regreso de Chile, ministro de asuntos exteriores del Vaticano y luego, muy rápido, secretario de Estado, es decir primer ministro del Papa.
¿Cree que Francisco conoce la amplitud de esta situación?
Francisco está al tanto de todo esto. Conoce extremadamente bien la homosexualización de la Curia y nos lo dice todo el tiempo en relación a los cardinales que llevan una doble vida. Él habla de los cardenales hipócritas, esquizofrénicos, autorreferentes. Francisco es un Papa complicado, es un argentino, peronista, de 82 años. Tengo que decir que no tenía mucha simpatía por este Papa, pero después comencé a comprender el terreno en el que estaba caminando y me comenzó a gustar. Creo que hay que defenderlo. Se le reprochó mucho lo que hizo con Barros y en efecto cometió un error y lo reconoció. Pocos Papas reconocen errores. Trata de corregir el sistema. El Papa decidió que toda la luz se haga y, es por eso, creo que ahora Sodano debe ser puesto a examen por la Iglesia Católica. Francisco creo es un Papa gorbarchoviano, que quiere proteger el sistema, pero que comprendió que había que hacer cambios. Para tomar una imagen de Gorbachov, no va a aceptar que soldados disparen sobre los que quieren saltar el muro de Berlín.
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