El alcalde de Mariupol, Vadym Boychenko, afirmó este lunes que más de 10.000 civiles han muerto en el asedio ruso contra su ciudad, y que el número de muertos podría superar los 20.000, ya que los ataques y privaciones a lo largo de semanas han dejado las “calles cubiertas” de cadáveres.

Hablando por teléfono con The Associated Press, Boychenko también acusó a las fuerzas rusas de haber bloqueado durante semanas la entrada de convoyes humanitarios en la ciudad con la intención de ocultar al mundo exterior la carnicería que allí se vive.

Mariupol ha quedado aislada por los ataques rusos que comenzaron poco después de que el presidente ruso Vladimir Putin lanzara la invasión de Ucrania a fines de febrero, y la ciudad ha sufrido algunos de los asaltos más brutales de la guerra. Boychenko dio nuevos detalles sobre las recientes denuncias de funcionarios ucranianos de que las fuerzas rusas han llevado equipos móviles de cremación a Mariupol para deshacerse de los cadáveres de las víctimas del asedio.

Las fuerzas rusas han llevado muchos cuerpos a un enorme centro comercial donde hay instalaciones de almacenamiento y refrigeradores, aseveró Boychenko.

“Han llegado crematorios móviles en forma de camiones: Lo abres y dentro hay un tubo y estos cuerpos son incinerados”, dijo.

Boychenko habló desde un lugar situado en el territorio controlado por Ucrania, pero fuera de Mariupol. El alcalde señaló que tenía varias fuentes para la descripción de la supuesta cremación metódica de los cadáveres por parte de las fuerzas rusas en la ciudad portuaria, pero no dio detalles sobre las fuentes de su información.

El descubrimiento de un gran número de civiles aparentemente ejecutados después de que las fuerzas rusas se retiraran de las ciudades alrededor de la capital, Kiev, este mes ha provocado una condena generalizada y acusaciones de los ucranianos y de Occidente de que Rusia está cometiendo crímenes de guerra en Ucrania.

Por otra parte, funcionarios estadounidenses indicaron que el ejército ruso se está preparando para una gran ofensiva en la región ucraniana de Donbás, lo que representa un cambio de planes después de que las fuerzas rusas fracasaran en su intento inicial de capturar Kiev.

Los separatistas respaldados por Moscú han estado luchando contra las fuerzas ucranianas en el Donbás desde 2014, y han declarado Estados independientes. Un gran enfrentamiento entre los combatientes de ambos países en Donbás permitiría a Rusia tratar de utilizar sus números y su mayor poderío militar para capturar más territorio allí.

Los estrategas militares occidentales dicen que Rusia también espera obligar a los combatientes ucranianos a salir a la luz en batallas más convencionales en el este, en lugar de los exitosas emboscadas que los combatientes ucranianos han empleado hasta ahora.