Al menos 30 personas murieron, incluidos cinco niños, y decenas más resultaron heridas en un ataque israelí contra una escuela de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Medio Oriente (UNRWA) en el campamento de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) reconocieron este jueves (hora local) que habían bombardeado la escuela para refugiados, pero justificaron el ataque al señalar que el colegio acogía “una base” del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).
En un comunicado el mando militar indicó que “se tomaron una serie de medidas antes del ataque” aéreo para “reducir el riesgo de dañar a civiles no implicados”, incluso mediante vigilancia aérea e información de inteligencia adicional.
Las autoridades gazatíes no consideraron la versión de Tel Aviv e indicaron que “Ejército de ocupación israelí ha cometido una horrible masacre al bombardear varias habitaciones que albergaban a decenas de personas desplazadas en la escuela preparatoria para niños de Nuseirat”.
“Es un crimen que avergüenza a la humanidad. La continua perpetración de estas masacres por parte de la ocupación israelí es una prueba clara de la continuación del crimen de genocidio y limpieza étnica contra civiles y personas desplazadas en la Franja de Gaza”, denunció a través de su canal de Telegram el gobierno de Gaza, controlado por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).
Las autoridades del enclave han “condenado que la ocupación israelí cometa el crimen de genocidio con estas masacres”, así como “el alineamiento estadounidense con la ocupación israelí y su apoyo militar con armas y dándole luz verde para continuar con este genocidio”. Así, ha responsabilizado “plenamente” a Israel y a Estados Unidos “de estos crímenes contra la humanidad y contra el Derecho Internacional”.
Las víctimas del ataque israelí fueron trasladadas al Hospital Mártires de Al Aqsa, si bien “un gran número de mártires y heridos siguen llegando” al centro asistencial, que “ha estado lleno de heridos y pacientes” por encima de su capacidad clínica. “Esto presagia un verdadero desastre que conducirá a un aumento aún mayor en el número de mártires”, lamentaron las autoridades de Gaza.