Las autoridades de Ucrania han denunciado el hallazgo de una fosa común con unos 180 cadáveres en la ciudad de Lyman, que se une así a Bucha, Izium o Mariúpol, todas ellas localidades donde Kiev ha descubierto sepulturas de civiles tras la expulsión de las tropas rusas.

Según destacó el ministro del Interior ucraniano, Denis Monastirski, los forenses han logrado identificar a una treintena de los fallecidos, si bien ha incidido en que las labores siguen en marcha.

Asimismo, Monastirski denunció que casi la mitad de los edificios de la ciudad han sufrido graves daños, mientras que en torno al diez por ciento de las viviendas están completamente destruidas, según recoge la agencia ucraniana de noticias Ukrinform.

Además, Limán se ha quedado sin suministro de electricidad ni calefacción, cuyo reabastecimiento supone ahora un “gran reto” para las autoridades de Ucrania. Monastirski ha resaltado también el gran trabajo que supone ahora el desminado de la zona.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, anunció el domingo que la ciudad de Lyman, situada en la región de Donetsk y puerta de entrada a la vecina Lugansk, en el este del país y territorio ocupado por Rusia, se encuentra ya “completamente liberada”.

La ciudad era utilizada por el Ejército ruso como un centro de transporte vital. Allí, según estimaciones ucranianas, permanecían rodeados el sábado en torno a 5.000 militares rusos, el mayor asedio a un contingente ruso desde el comienzo de la guerra.