Las incómodas sospechas iniciales -las sospechas de la polarización, las de los radicales, las sembradas por el discurso oficial, las sospechas como mecanismo de sobrevivencia- fueron disipadas. Después de las reuniones de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con defensores de DD.HH., víctimas, familiares y líderes de la oposición venezolana, la misión estaba siendo cumplida: el mensaje ha llegado, y ha conmovido como una onada de historias que llevaban años resonando y, la noche del jueves 20 de junio, se hicieron concierto para Bachelet.

"La Alta Comisionada está muy preocupada y muy conmovida", dijo Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y presidente encargado; "Sensibilizada", dijo Alfredo Romero, director del Foro Penal; "Lloró ante el testimonio de un familiar de un preso político. Estaba muy conmovida", dijo Juan Requesens, padre del diputado Juan Requesens, preso desde hace más de 300 días. En los adjetivos hubo consenso: Bachelet escuchó de otros palabras que están en su propia semblanza. Y todos dieron la noticia: dos oficiales del Alto Comisionado para los Derechos Humanos se quedarán en Venezuela para la apertura de una oficina en el país, lo que significa tener acceso a los niveles más altos de veeduría y de los mecanismos de denuncia, justicia y reparación de la ONU.

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Michelle Bachelet, Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, llega a la sede de la Asamblea Nacional en Caracas. FOTO: AFP[/caption]

"Lo que llega a lo más hondo es la plaza, es el ágora de todas las organizaciones juntas, y esto es bordado por el testimonio de las víctimas. Se fue armando una energía alrededor de las víctimas y sus familiares que iban llegando a la universidad. 'Libertad, libertad, libertad, justicia, justicia, justicia', pedían.  Con esa sintonía entramos y nos sentamos con solemnidad, uno tras otros, tres filas completas de un representante por cada organización. Ya cuando iba por la mitad pensaba: '¿Qué importa que esté o no esté Bachelet aquí si tenemos esto?", recoerdó Susana Raffalli, nutricionista y asesora de Caritas de Venezuela.

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Los huelguistas de la plaza La Moneda, en Caracas, siguen insistiendo en que la comisionada de la ONU, Michelle Bachellet, pueda interceder por ellos ante el gobierno de Nicolas Maduro. FOTO: AGENCIAUNO[/caption]

Frente a Bachelet, sentados en pupitres universitarios, defensores de la libertad de información, de los privados de libertad, de los torturados, de los abusos militares, del ambiente destrozado por el Arco Minero del Orinoco, de los enfermos de VIH, entre otros. No faltó representación, no quedó derecho vulnerado sin vocero. Este encuentro fue también una prueba para la red de ONGs venezolanas que durante dos décadas ha levantado rigurosamente denuncias con una metodología internacional. Gracias a ellos y a su insistencia estaba, finalmente, Michelle Bachelet en Caracas.

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Protesta ciudadana con coches, para sensibilizar a Bachelet sobre crisis como la desnutrición infantil, frente a la sede del PNUD en Caracas. FOTO: REUTERS[/caption]

Luis Carlos Díaz, comunicador y ciberactivista que fue detenido -y liberado a las horas- por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional tras ser acusado de planificar los apagones del mes de marzo, asistió a la reunión de Bachelet en su doble condición de víctima y de defensor de Derechos Humanos. Al salir, hizo un Periscope en el que explica el valor de documentar: "Es importantísimo que la gente que ha sido víctima de violación de Derechos Humanos denuncie, que pueda documentar, sustanciar casos. Incluso en un momento en el que no hay confianza institucional, todos debrías acompañarnos de defensores de derechos humanos que conozcan nuestro caso, que nos acompañen y dejen registro. Todos debemos contar nuestras historias, armar nuestras historias. Y sobre esa base, exigir".

Con las dos Asambleas

A quien Michelle Bachelet vio en más ocasiones durante su visita a fue a Simón Bolívar: dos enormes cuadros del Libertador fueron testigo de sus dilatadas conversaciones en la Casa Amarilla -sede de la Cancillería- y en la antesala del despacho de la presidencia de la Asamblea Nacional, en el Palacio Federal Legislativo. En el "socialismo bolivariano" esa compañía es parte de cualquier escenografía.

De regreso a la agenda política, Bachelet se reunió con Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente. También con diputados y con Guaidó. Con los legisladores se vio en el Palacio Federal Legislativo, delante de la prensa que después de dos meses pudo entrar sin problemas a cubrir la fuente parlamentaria. Rodeada de diputados, posó sonreida, en una de las pocas escenas distendidas de su visita.

De allí se encontrará con organizaciones sociales cercanas al oficialismo y -según la agenda- cerrará el viaje con un encuentro con Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores.

Probablemente, delante de otro Bolívar.

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La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, sale de una reunión con el "número dos" del chavismo Diosdado Cabello. FOTO: EFE[/caption]