“Tengo todo el espíritu (...) de elevar, mejorar y profundizar la cooperación oficial (...) con la oficina de la Alta Comisionada” de la ONU para los Derechos Humanos, había afirmado el jueves Nicolás Maduro, quien, incluso, dijo “aspirar en los próximos días” reunirse por videoconferencia con Michelle Bachelet. Pero este viernes el Presidente venezolano recibió un balde de agua fría de parte de la exmandataria chilena.
En una nueva actualización de su informe sobre los DD.HH. en Venezuela, presentado en la 45ª sesión del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, Bachelet denunció que más de 2.000 personas han sido asesinadas este año en barrios marginados como resultado de operativos de seguridad llevados a cabo por las autoridades venezolanas.
“Me preocupan los altos números de muertes de jóvenes en barrios marginados como resultado de operativos de seguridad. Basado en un análisis de fuentes abiertas, mi Oficina registró 711 muertes de junio a agosto, llegando a más de 2.000 muertes desde enero de 2020”, señaló la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. De este total, que alcanza 2.039 personas, 11 eran mujeres y la edad media de los fallecidos era de 26 años, precisó France Presse.
Asimismo, Bachelet calificó de “positivas” las detenciones de cinco miembros de las Fuerzas de Acción Especiales (FAES), presuntamente responsables de la muerte de dos personas en Zulia el 21 de agosto. “Las declaraciones públicas del Fiscal General sobre este caso muestran un patrón similar al documentado por mi Oficina, en los que, tras ejecutar a las víctimas ya neutralizadas, los cuerpos de seguridad las roban y manipulan la evidencia para presentar los hechos como un enfrentamiento”, señaló.
La expresidenta chilena también expresó su preocupación por una serie de medidas adoptadas por Caracas, en particular los cambios en el sistema electoral y la composición de la Asamblea Nacional, así como las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia “que obstruyen la libertad de selección de los representantes de siete partidos políticos”. Pidió “seguir trabajando en la construcción de acuerdos para alcanzar condiciones para el desarrollo de procesos electorales creíbles, libres, inclusivos y equitativos”.
Pero la actualización entregada por Bachelet, quien en su informe de julio ya había denunciado “detenciones arbitrarias, violaciones a las garantías al debido proceso” y casos de “tortura y desapariciones forzadas”, no cayó bien en el régimen. “Tiene alguna utilidad que denuncie la intromisión de las ‘manos peludas’ que pululan en su oficina, siempre dispuestas a mentir sobre Venezuela, su pueblo y su democracia?”, escribió en Twitter Jorge Rodríguez, ministro de Comunicación. “Venga, mire las fortalezas de nuestro sistema electoral y nuestra democracia, no le tenga miedo a la verdad, convénzase con hechos, y no con basura escrita por funcionarios tarifados”, insistió, en supuesta alusión al informe presentado el 16 de septiembre por la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos de la ONU sobre Venezuela que acusó al régimen de crímenes de lesa humanidad y que Maduro calificó este jueves de “bodrio insustentable”.
Cuando se presentó ese informe, el canciller Jorge Arreaza dijo que estaba “plagado de falsedades”, al tiempo que destacó la cooperación que “se ha generado de manera coordinada y constructiva con la Oficina de la Alta Comisionada”. Pero, a juicio, de la diputada opositora Delsa Solórzano: “De nada sirvió el asqueroso acto de adulación al que sometió a todos los venezolanos el responsable de crímenes de lesa humanidad, Nicolás Maduro”, para “intentar poner a la señora Bachelet como la buena y a la misión de verificación del Consejo de DD.HH. como los malos”.
Respecto a la interlocución con Bachelet que Arreaza había destacado, Luis Vicente León, analista venezolano y director de Datanálisis, dijo a La Tercera que “hace mucho tiempo que ya se han deslindado”. “Bachelet ha escrito varios reportes denunciando violaciones y esa relación se agrió”, aseguró.