Bachelet en Venezuela: el balance de un viaje de alta complejidad
La alta comisionada de la ONU para los DD.HH. sostuvo reuniones con dirigentes y empatizó con las víctimas de la crisis. Tanto desde el oficialismo como desde la oposición demostraron sentirse complacidos con la visita de la exmandataria.
En la declaración final de la visita de Michelle Bachelet, alta comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, dice 14 veces "Derechos Humanos", nueve veces "gobierno", tres "Estado" y ninguna "oposición". También dice seis veces "justicia", cuatro "tortura", cuatro "víctimas" y dos "negociación". El documento es claro sobre el destinatario y el tema: Bachelet vino a Venezuela a hablarle al gobierno de Nicolás Maduro sobre DD.HH.
Bachelet leyó su balance del viaje el viernes a las 22.00 en un salón del Aeropuerto Internacional Simón Bolívar, después de su reunión con Maduro y delante de una centena de reporteros que llevaban más de cuatro horas esperando. Una periodista de su equipo de prensa la presentó como "la Alta". Bachelet -que mide 1,56 según las páginas de curiosidades de Internet- subió a la tarima y desde el atril dijo una de las dos bromas que hizo esa noche: "La única situación en la vida en la que me han llamado 'la Alta' es cuando se refieren a mi cargo en Naciones Unidas". Pocos se rieron.
La visita de Bachelet -de solo tres días, repleta de reuniones, rodeada de seguridad y escoltas y sin posibilidades de improvisar- tuvo varios momentos en la percepción general: escepticismo y predisposición inicial por considerarla una "invitada del gobierno"; satisfacción por su empatía hacia las víctimas de violación de DD.HH. y sus familiares y un desconcierto agradecido por sus declaraciones finales, en las que reconoce graves violaciones de DD.HH. a los venezolanos, pero no puede más que ofrecer la promesa de abrir una oficina permanente en Venezuela.
La oferta significa la posibilidad de dar asistencia y asesoría técnica en el caso venezolano y, también, incluye una evaluación por parte de la Comisión Nacional para la Prevención de la Tortura. Pero la dimensión del tiempo de la ONU va varias vidas -y varias muertes- detrás del de la crisis humanitaria de Venezuela. Un solo ejemplo: horas después de que Bachelet dejara el país, el gobierno de Chile anunció que exigirá visa a los venezolanos. Cientos se quedaron varados en la frontera después de rodar una semana en bus. En esa ruta hacia el sur ya han fallecido varios migrantes, en lo que Acnur ha calificado como la más grande oleada del continente.
A pesar del cruce de percepciones, políticos del oficialismo y la oposición dicen sentirse complacidos con la visita. La diputada opositora por el estado Zulia, Nora Bracho, posó para la foto junto con Juan Guaidó y Bachelet en la escalinata del Palacio Federal Legislativo. "Me siento satisfecha con la visita de la alta comisionada, pero por supuesto que me hubiese gustado que recorriera varios estados. Se lo dije a ella misma: Caracas es una burbuja, tiene una realidad distinta a la que se vive en el resto de nuestro país, donde hay colas de tres días para surtir gasolina siendo un país petrolero, donde la gente duerme en la acera o el techo porque no hay electricidad y no aguantan el calor, donde los niños mueren por enfermedades del agua". Bracho apela a peticiones menos diplomáticas: "Los venezolanos ya no sabemos a qué santo pedirle. Así estamos. Ojalá Bachelet se ponga la mano en el pecho".
En su declaración final, la alta comisionada informó que el gobierno se había comprometido a permitirle acceso a las cárceles del país a los dos oficiales de su oficina que quedaron en Venezuela. En una entrevista radial, la ministra de Servicio Penitenciario, Iris Varela, también dijo estar satisfecha por el equilibrio mostrado por Bachelet: "Lo que hay que resaltar es que ella tiene contacto directo con la realidad, porque lo que reciben por allá es producto de la estrategia mediática que tienen para atacar al país y la vocería de quienes están involucrados en el golpe de Estado continuado. (...) Ella hizo una reflexión sobre lo violenta que es la oposición venezolana. Eso estuvo buenísimo".
Bachelet se fue de Venezuela en un vuelo comercial de Air Europa que salió con retraso. Eso permitió responder tres preguntas en lugar de las dos anunciadas al inicio de la declaración. Después del segundo chiste -"estoy tan cansada que olvidé la pregunta que me hiciste"-, habló sobre la impresión que se lleva de un país que está más cansado que ella: "Todas las personas con las que hablé me pidieron que no me olvidara de ellos. Yo no me voy a olvidar de Venezuela", aseguró antes de volar.
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