El gobierno iraquí anunció durante la mañana una serie de medidas sociales en respuesta a las demandas de los manifestantes, con la idea de atajar un movimiento de protesta que dejó un centenar de muertos en menos de una semana en masivas protestas.

Sólo en esta jornada, el sexto día de masivas manifestaciones, ocho personas murieron en el reducto chiita de Sadr City, al este de Bagdad.

Por su parte, la ONU había pedido el cese de la violencia en el marco de un movimiento de protesta espontáneo que reclama, entre otras cosas, la dimisión del gobierno, acusado de corrupción.

Al término de un consejo extraordinario, el gobierno de Adil Abdul-Mahdi anunció un decreto con 17 medidas sociales, que incluyen ayuda para la vivienda y subsidios para los jóvenes desempleados.

Además, se acordó la construcción de 100.000 viviendas, mientras que en septiembre las autoridades de varias regiones del país empezaron a destruir casas situadas en barriadas informales, donde viven tres millones de iraquíes que construyeron, sin autorización, en terrenos del Estado.

Asimismo, el gobierno ordenó la instalación de puestos para los vendedores ambulantes, en un intento de crear empleos, sobre todo para los jóvenes, debido al alto índice de desempleo en este grupo: uno de cada cuatro de ellos no tiene trabajo en Irak.

El paro juvenil es el primer motivo de las protestas, que empezaron el pasado martes, y una cuestión muy sensible en el país, después de que un joven -al que le confiscaron su carro de vendedor ambulante- se inmolara en septiembre en la ciudad de Kut.

Por otro lado, las autoridades, que afirman que hay "saboteadores" y "tiradores no identificados" entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad, anunciaron que incluyeron a las personas fallecidas desde el martes en la lista de "mártires", para que sus familiares puedan pedir indemnizaciones por su pérdida.

Al menos 104 fallecidos y más de 6 mil heridos

Al menos 104 personas han muerto y 6.107 han resultados heridas en los pasados cinco días de protestas que sacudieron Bagdad y otras zonas de Irak, según informó el general Saad Maan, portavoz oficial del Ministerio de Interior.

La mayoría de los manifestantes perdieron la vida abatidos por disparos, según fuentes médicas, que el viernes indicaron que seis policías habían muerto en el curso de las protestas. Este domingo por la mañana, sin embargo, las calles de la capital iraquí estaban tranquilas.

Este sábado pasado, el presidente del Parlamento, Mohamed al-Halbousi, propuso una serie de reformas de justicia social pero la Asamblea no logró reunirse, pues varias formaciones boicotearon la sesión parlamentaria.

El movimiento, que nació a raíz de unos llamados en las redes sociales, denuncia la corrupción, el paro y el mal funcionamiento de los servicios públicos de un país con escasez crónica de electricidad y agua potable, y que salió a finales de 2017 de casi cuatro décadas de conflicto, con la proclamación de la victoria contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Por su parte, la jefa de la misión de la ONU en Irak, Jeanine Hennis-Plasschaert, exigió el sábado que "todas las partes paren y reflexionen": "Cinco días de muertos y heridos [...]. Esto tiene que parar", escribió en Twitter.