El 3 de marzo de 2020 el Ministerio de Salud confirmó el primer caso de Covid-19 en el país. Desde entonces, han pasado tres años y cuatro meses -en XXX la Organización Mundial de la Salud decretó que la pandemia había terminado- y los estragos del virus son cada vez menos notorios: de acuerdo al último informe, durante la última jornada se registraron 27 contagios, seis pacientes en cuidados intensivos y cero fallecidos.
En ese escenario, el informe Health at a Glance realizado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde), analizó algunos indicadores clave de lo que ha sido la pandemia en Latinoamérica y el Caribe. Entre ellos, concluyó que el Covid-19 contribuyó, directa e indirectamente, a un aumento de muertes en 2020 y 2021, pues sumando ambos años, se registraron 2,3 millones de fallecimientos en exceso estimados en la región, lo que representa el 15% del exceso global de decesos.
De acuerdo a estos datos, Chile fue uno de los países menos afectados en términos de exceso de mortalidad; esto es, las muertes adicionales que se produjeron desde la llegada del virus en relación al promedio registrado en los últimos cinco años y los decesos que se proyectaban, en circunstancias normales, para el período.
Así, considerando los datos de 2020 y 2021, el informe cifró en 38.698 el exceso de muertes en el país, es decir, la tasa equivale a 202 decesos cada 100.000 habitantes. Un 77% menos que el promedio del resto de los países Ocde la región y un 13% menos que el resto de los países de la organización.
María Luz Endeiza, infectóloga pediátrica, jefa del Vacunatorio de Clínica Universidad de los Andes y miembro del CAVEI, afirma que “nosotros vacunamos muy rápido a una gran cantidad de gente y esa fue la forma más rápida de frenar tanta cantidad de muertes y de hospitalizaciones, pues la inmunización hizo que las personas tuvieran un cuadro más leve. La campaña fue de gran ayuda”.
A las 11:41 del 24 de diciembre de 2020 se inoculó a la primera persona en el país contra el Covid-19. Así comenzó una campaña de inmunización que ya ha administrado más de 62 millones de vacunas entre el esquema básico y de refuerzo. De hecho, según los registros de la cartera sanitaria, un 93% de la población tiene la primera dosis y el 57% de la vacuna bivalente, la cual entrega protección contra la variante original y ómicron.
Asimismo, el informe de la Ocde destaca la voluntad de la población chilena de cumplir las restricciones sanitarias impuestas por las autoridades locales. En promedio, el 92% de la población de la región estuvo dispuesta a cumplir con las medidas de autocuidado o de aislamiento, pero en Chile este porcentaje sube al 95,7%, una cifra alta, considerando lo mucho que duraron estas medidas.
De acuerdo al mismo balance, Chile acumuló 426 días de cuarentenas, 465 sin clases presenciales, 226 con las fronteras cerradas y 564 con eventos sociales restringidos.
En ese contexto, el académico de la Facultad de Salud y Odontología de la Universidad Diego Portales, Óscar Flórez, sostiene que “Chile fue uno de los países que mantuvo el mayor número de días de confinamiento. La evidencia dice que cuando se mantienen las medidas restrictivas por mucho tiempo, la población deja de cumplirlas. Sin embargo, en Chile el cumplimiento se mantuvo en un gran porcentaje y eso fue muy positivo y los resultados nos demuestran que fue algo efectivo”.
El impacto en los servicios de salud
Ahora que los casos de Covid-19 no desbordan las salas de hospitales y clínicas, resurgió un problema que había quedado de lado, en el olvido: las listas de espera.
Diversos especialistas ya habían advertido que cuando la batalla contra el Covid diera tregua, las personas acudirían de golpe para atender sus dolencias, visibilizando la necesidad de asistencia médica que debió postergarse desde la llegada del SARS-CoV-2.
De acuerdo al informe de la Ocde, en 2020 las consultas médicas que no estaban relacionadas al Covid-19 decrecieron un 32% en Chile, porcentaje que aumenta a un 67% en el caso de las atenciones pediátricas. Esto afectó especialmente a personas con enfermedades crónicas. De hecho, desde abril de 2020 a septiembre de ese mismo año, las atenciones de diabetes cayeron un 80%.
“Efectivamente, la pandemia extendió los tiempos de atención, los de tratamiento y de resolución, y eso impactó en el aumento de mortalidad en otras causas diferentes del Covid-19″, cierra Flórez.