Los 233 migrantes a bordo del barco humanitario "Lifeline" podrían pisar tierra firme en Malta una semana después de haber sido rescatados frente a las costas libias y tras el desembarco la madrugada del martes de otros 108 en Sicilia.

Así lo confirmo el primer ministro de Italia Giuseppe Conte, quien explicó que su homólogo maltés, Joseph Muscat, le confirmó en una conversación telefónica que el barco, que lleva cinco días esperando un puerto tras el rechazo de Italia, atracará en Malta y que "se investigará a la embarcación para averiguar su efectiva nacionalidad y si se han respetado las reglas de derecho internacional por parte de la tripulación".

"Italia hará su parte y acogerá una cuota de inmigrantes que están en el 'Lifeline' con la esperanza de que otros países europeos hagan lo mismo", subrayó Conte en un comunicado.

El mandatario italiano agregó que "coherentemente" con el principio de la propuesta avanzada en la pasada cumbre informal sobre inmigración por Italia "quien desembarca en las costas italianas, españolas, griegas o maltesas, desembarca en Europa".

Un representante del gobierno maltés preguntado por la agencia AFP precisó no obstante que aún no se tomó ninguna decisión, pero reconoció que hay "negociaciones en marcha" que comenzaron el fin de semana.

"Hay negociaciones en curso entre Estados miembros sobre el reparto de migrantes", añadió el portavoz.

El primer ministro maltés informó el martes que las fuerzas armadas de su país evacuaron a una persona del "Lifeline" durante la madrugada, tras recibir una solicitud. "A pesar del comportamiento irresponsable del capitán del buque, Malta sigue determinada a ofrecer una asistencia humanitaria en línea con las obligaciones internacionales", tuiteó Joseph Muscat.

Al "Lifeline", un buque humanitario fletado por la ONG alemana de igual nombre para rescatar migrantes frente a las costas libias, se le había prohibido hasta ahora entrar en los puertos malteses debido a que era responsabilidad de las autoridades italianas o libias.

Italia confirmó la férrea postura que mantiene desde la llegada al poder, el 1 de junio, del gobierno formado por la Liga de Matteo Salvini (extrema derecha) y el Movimiento Cinco Estrellas (M5S, antisistema). Las ONGs, "consciente o inconscientemente cómplices de los traficantes" de personas, tienen prohibido entrar en los puertos italianos, insistió el lunes Salvini, también ministro del Interior.

Por su parte, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, consideró que "lo importante es dar una respuesta común a un desafío común". "España estará en la respuesta común que demos en este caso al buque 'Lifeline', pero tiene que ser común, tiene que ser europea", dijo en una rueda de prensa conjunta con Angela Merkel en Berlín.

El ministro español del Interior, Fernando Grande-Marlaska, insistió en la idea de que la gestión de la migración "es un problema de la UE" y, por tanto, "la solución viene de la UE". Las fronteras del sur de España "no son fronteras españolas, son fronteras de la Unión", dijo en una entrevista en la televisión Telecino.

Calor y falta de higiene

Entre tanto, las personas a bordo del "Lifeline" seguían soportando este martes el calor y unas condiciones sanitarias que no dejan de degradarse desde hace una semana, cuando fueron rescatados por este buque de unos 30 metros de eslora y que se encuentra detenido a unas 30 millas náuticas de las costas de Malta.

"Las condiciones de higiene a bordo han superado cualquier límite, con decenas de personas que sufren mal de mar", escribía este martes el diario italiano La Repubblica.

"A bordo no hay un aseo químico, solo tres pequeños WC en mal estado que todo el mundo utiliza. El comandante del navío abrió sus aseos pero solamente para las 44 mujeres y los niños", añade el diario.

Por su parte, otros 108 migrantes pudieron por fin pisar tierra firme la madrugada del martes en Pozzallo, Sicilia, tras más de tres días esperando en un portacontenedores danés, el 'Alexander Maersk', que los rescató el viernes frente a las costas de Libia.

Un representante de la compañía, Palle Laursen, reconoció el "heroico trabajo de la tripulación", y dijo que el 'Maersk' estaba "muy orgulloso" de su acción.

Entre tanto, otros dos barcos humanitarios, el "Aquarius", de las ONGs francesas SOS Méditerranée y Médicos Sin Fronteras; y el "Open Arms", de la española Pro Activa, se encontraban el lunes frente a las costas libias sin poder intervenir, ya que los guardacostas libios no lo solicitaron.

Son ellos quienes tienen la potestad de decidir sobre las operaciones de rescate frente a sus costas, después de que las autoridades marítimas italianas, que hasta el fin de semana pasado eran las coordinadores principales de los rescates, les cedieran esta responsabilidad.

Durante una rueda de prensa en Trípoli el lunes, Salvini adelantó que Italia propondrá en la cumbre europea del jueves y el viernes en Bruselas la instalación de "centros para recibir e identificar" migrantes al sur de Libia.

Pero para la canciller alemana, Angela Merkel, "el punto central para la mayoría de países miembros es [...] qué podemos hacer nosotros para reducir las llegadas de migrantes a Europa con ayuda de traficantes de personas".

"Cuando un país como Marruecos o Argelia se ve afectado, debemos ayudar a esos países, apoyarlos y permitirles avanzar en su desarrollo", insistió Merkel en rueda de prensa en Berlín este martes.