Con 11,5 millones de personas, Bélgica registra 8.959 muertes por coronavirus, una de las estadísticas más altas del mundo. El gobierno atribuye estas cifras a su “honesto” método de seguimiento, que sigue las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud e incluye tanto a las personas que mueren en hospitales como a aquellos que fallecen en residencias de ancianos.
Proporcionalmente, la tasa de muertes es de 773 por cada millón de habitantes. Sin embargo, las autoridades ya están tomando medidas para empezar a reabrir el país gradualmente.
Además de las graves consecuencias económicas que ha generado la crisis, el aislamiento ha tenido un fuerte impacto en la vida social de las personas. Por eso, mientras avanzan hacia la próxima fase del relajamiento de las restricciones, el gobierno belga ideó un plan para que los ciudadanos pudieran retomar de a poco su rutina.
Desde el domingo pasado, cada familia en Bélgica puede invitar hasta cuatro visitas a su casa. La particularidad de la medida es que deben elegir a los mismos cuatro familiares o amigos como invitados durante toda la cuarentena.
Así, dos grupos de cuatro personas forman una “burbuja corona”, y nadie más está permitido dentro del círculo social doméstico.
La primera ministra belga, Sophie Wilmès, anunció el plan hace dos semanas, tras haber sido acusada de priorizar la economía sobre los deseos de las personas de reunirse con familiares y amigos. Que el plan haya sido lanzado en el Día de la Madre no fue coincidencia.
“La separación física de aquellos a quienes amamos se ha vuelto insoportable en algunos casos”, dijo Wilmès. Aunque admitió que los encuentros “no reemplazarán la felicidad o el hecho de abrazar a las personas que queremos”, la premier destacó la importancia de seguir respetando las medidas preventivas.
En la misma línea, el gobierno pidió que durante las visitas no se saluden de abrazo ni con los tradicionales tres besos. Además, se espera que los visitantes mantengan una distancia de 1,5 metros y se reúnan en jardines o terrazas de ser posible.
Aunque las autoridades admitieron que es imposible fiscalizar esta la política, apelaron al sentido cívico de sus ciudadanos.
Críticas al sistema
A pesar de que el modelo ya ha sido aplicado por otros gobiernos, el concepto generó una gran polémica en el país europeo. La “letra chica” de la medida ha generado cierta confusión entre la población, y algunos expertos creen que se debe a que la idea no fue comunicada con claridad desde el principio. Muchas personas no entendieron, por ejemplo, que los cuatro invitados deben pertenecer al mismo hogar.
Las críticas vienen especialmente de aquellos que tienen familias numerosas o quienes son padres separados y se han vuelto a casar.
Sin embargo, la cifra no fue aleatoria. Los epidemiólogos que asesoran al gobierno eligieron el número cuatro porque calza con la capacidad actual de rastreo de contactos en caso de que uno se enfermara. Además, juntar solo a dos hogares reduce el efecto multiplicador de riesgo que se produciría al hacer mezclas más variadas.
Aunque la primera ministra ha defendido la medida señalando que una de sus ventajas es que “permitirá saber con más facilidad quién ha estado en contacto con quién”, el sistema no se parece a cómo las personas socializan en la vida real, y por eso los expertos dudan sobre la eficacia del modelo.
El principal mensaje del gobierno de Bélgica sigue siendo que la gente debe quedarse en casa a menos que sea absolutamente necesario salir, para que así puedan volver a la normalidad lo antes posible.