A sus 82 años, Silvio Berlusconi está lejos de retirarse de la política. Como un ave fénix, luego de presentar algunos problemas de salud y de estar inhabilitado de ejercer cargos públicos producto de un caso judicial, Il Cavaliere renace de las cenizas para ejercer nuevamente un cargo público, esta vez en el Parlamento Europeo.
De manera inesperada, Berlusconi salió electo por primera vez para ejercer como eurodiputado por su partido Forza Italia, perteneciente al grupo político mayoritario del brazo legislativo de la UE, el Partido Popular Europeo (EPP).
Su regreso a la política, poco después de ser hospitalizado por un dolor agudo en el riñón y de una operación al corazón en 2016, es según los analistas una suerte de "aniversario" de su trayectoria política, puesto que hace 25 años Berlusconi ocupó por primera vez el cargo de primer ministro en 1994. Los otros dos períodos en los que estuvo al mando de Italia fueron entre 2001-2006 y 2008-2011. En 2011, sin embargo, se vio obligado a dimitir, acorralado por el colapso económico en Italia.
Pero esta vez llegará a instalarse a Bruselas, literalmente. Esto porque adquirió una mansión en la capital belga, con piscina, gimnasio y salones para recepciones, detalló el diario italiano La Stampa. "Seré el único líder que realmente estará en Europa, porque estaré físicamente en Bruselas, además de ser un parlamentario con mucha experiencia", dijo días antes de las elecciones.
"El Jesucristo de la política"
Además de su aspecto físico -tras una serie de cirugías plásticas Berlusconi intenta demostrar que los años no le pasan encima-, su sello personal y político también se basa en presentarse como una suerte de salvador de la política italiana: "Soy el Jesucristo de la política", señaló en algún momento.
Y esta vez, su misión es clara. La irrupción del ministro del Interior, el populista Matteo Salvini, es vista como una amenaza para el magnate, quien buscará contrarrestar sus jugadas euroescépticas y las de los otros líderes populistas en Europa. "Seguimos siendo indispensables: sin Forza Italia, la centro-derecha no puede ganar. En Bruselas seguiré siendo el único obstáculo contra el nacionalismo antieuropeo", dijo este veterano de la política italiana tras conocer los resultados del domingo.
Los escándalos
Pero Berlusconi también ha forjado su historial en otro tipo de tramas: numerosos casos de corrupción, sobornos, conexión con la mafia y abuso de poder son parte de su currículum.
Una de las polémicas con más resonancia a nivel global fue el "caso Ruby", por el que fue condenado a siete años de cárcel e inhabilitación de cargo público por abuso de poder e incitación a la prostitución de menores. El caso remite a la joven marroquí conocida como Ruby "robacorazones", quien denunció haber mantenido relaciones sexuales pagadas con Berlusconi cuando ella tenía 17 años. Su historia es parte de las fiestas "bunga bunga", en las que el político reunía a decenas de "modelos" en mansiones. Según la Fiscalía italiana, entre 2010 y 2014 gastó dos millones de euros en mantener económicamente a esas jóvenes. En 2015, el Tribunal Supremo absolvió a Berlusconi por este caso.
Y ha tenido otros problemas con la justicia, como cuando en 2013 fue condenado por fraude fiscal en el "caso Mediaset", por la compraventa de derechos de películas del grupo de medios privados más grande de Italia, controlado por Berlusconi. El caso le costó su escaño de senador, tuvo que pagar una condena realizando servicios comunitarios en albergues para ancianos y fue inhabilitado de la política por cinco años.
En otros juicios por corrupción, Berlusconi se favoreció de que estos prescribieran o porque gozaba de inmunidad.
De hecho, Berlusconi fue considerado por la Comisión Antimafia del Parlamento italiano como uno de los "candidatos impresentables" a las elecciones europeas por sus problemas judiciales.
Una de las polémicas medidas aprobadas bajo su mandato fue la ley Alfano, en 2008, que señalaba que los cuatro mayores dirigentes del Estado -Presidente, primer ministro, presidentes de la Cámara y del Senado-, no podían ser juzgados por ningún delito no relacionado con su cargo. Aunque medida fue rápidamente tildada de inconstitucional, Berlusconi se las ha arreglado para salirse con la suya.