El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo el miércoles que advirtió a su homólogo ruso, Vladimir Putin, de sanciones estadounidenses sin precedentes si Rusia ataca a Ucrania.
Un día después de dialogar telemáticamente por dos horas, Biden aseguró que Putin entendió “el mensaje”.
“Dejé muy en claro que, si invade Ucrania, habrá graves consecuencias, graves consecuencias, consecuencias económicas como nunca jamás ha visto ni se han visto”, declaró Biden a periodistas en la Casa Blanca.
A pesar de esto añadió que “no está sobre la mesa” enviar tropas estadounidenses para enfrentar a los rusos.
Incrementando la presión sobre Putin, el nuevo canciller alemán, Olaf Scholz, advirtió de “consecuencias” para el gasoducto Nord Stream 2, un enorme proyecto ruso para exportar gas natural a Alemania.
Interrogado por Die Welt TV sobre si podía imaginarse el uso del oleoducto como herramienta para evitar un ataque ruso a Ucrania, Scholz respondió que su gobierno quiere “que se respete la inviolabilidad de las fronteras” y añadió que, si no fuera así, “todos entienden que habrá consecuencias”.
Tras la cumbre Biden-Putin, la Casa Blanca sugirió inmediatamente que detener el oleoducto Nord Stream 2 podría ser parte de una represalia económica, aunque el tema es controvertido en Europa, que depende en gran medida de los recursos energéticos rusos.
El Ministerio de Exteriores de Francia señaló en una nota que Rusia enfrentaría “consecuencias estratégicas y masivas”.
Putin, sin embargo, defendió la movilización de hasta 100.000 soldados rusos a la frontera con Ucrania por considerarla una medida defensiva en medio de los temores de Moscú de que su vecino esté siendo arrastrado hacia la esfera de la OTAN.
El líder ruso subrayó que la expansión de la OTAN hacia el este es un “asunto sensible” para su gobierno.
El gobierno pro occidental de Ucrania quiere unirse a la alianza militar de la OTAN, pero no está ni cerca de ser admitido.
Las tropas rusas ya ocupan la península ucraniana de Crimea y fuerzas separatistas respaldadas por Rusia dominan un territorio que cubre una franja del este de Ucrania.