Diagnosticado con Covid-19, recluido en solitario en su casa de vacaciones en Rehoboth Beach, Delaware, y con la insostenible presión de abandonar sus intenciones presidenciales. De ese modo, de un momento a otro, culminaron más de 50 años de vida política, junto con la intención del Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, de competir en la reelección programada para noviembre de este año.
Así lo hizo saber este domingo, cuando, a poco más de 100 días de que millones de estadounidenses concurran a las urnas a votar, el mandatario hizo pública una carta en la que explicaba que abandonaba la carrera, mas no la presidencia del país. “Ha sido el mayor honor de mi vida ser su presidente”, escribió en una misiva en la que también detalló que “si bien mi intención ha sido buscar la reelección, creo que lo mejor para mi partido y para el país es que me retire”.
No se bajó porque quería hacerlo, como bien lo dejó en claro durante los 25 días entre este lunes y aquel fatídico debate del 27 de junio. Pero el creciente número y prominencia de los demócratas que le pedían detener sus aspiraciones pudo más.
Se trata de un verdadero terremoto político que afecta no solo al Partido Demócrata, que deberá ingeniárselas ahora para recuperar a los donantes fugados de la campaña, temerosos de que Biden fuera realmente apto para gobernar al país hasta los 86 años de haber ganado. También cambia por completo la perspectiva en la vereda contraria, donde Donald Trump, el expresidente y carta a la Casa Blanca ya confirmada por el Partido Republicano, deberá ajustar su estrategia de cara a quien sea que emerja como el nombre demócrata.
Un nombre ya corre con ventaja: la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris. Y mientras algunos donantes y electores celebran la decisión de Biden, y ven con buenos ojos la llegada de la segunda al mando a tomar las riendas del partido azul, otros esperan una contienda abierta para seleccionar al sucesor de Biden que, dicho sea de paso, abre un precedente histórico al abandonar la competencia a esta altura del año.
Por ahora, la primera vicepresidenta afroamericana se mostró dispuesta a competir, señaló en un comunicado. “Me siento honrada de contar con el respaldo del presidente y mi intención es ganar esta nominación”, inició. “Durante el último año, he viajado por todo el país, hablando con los estadounidenses sobre la clara elección en estas trascendentales elecciones. Y eso es lo que seguiré haciendo en los próximos días y semanas. Haré todo lo que esté en mi mano para unir al Partido Demócrata -y unir a nuestra nación- para derrotar a Donald Trump y su extrema agenda del Proyecto 2025″, prosiguió.
Irónicamente, con el retiro de la carrera presidencial de Biden, ahora es Trump el candidato de mayor edad en postular a la presidencia en la historia de Estados Unidos.
Una carta dolorosa
No es secreto que Joe Biden quería seguir como el representante demócrata. Tanto así, que ante los rumores de que renunciaría el domingo, esparcidos durante jueves y viernes utilizando fuentes cercanas al mandatario, su campaña salió a desmentir todo y asegurar que Biden volvería esta semana al terreno para continuar sus actividades y mitines políticos, de paso, alegando que las filtraciones querían afectarlo.
Solo días después, aparece la carta del 46° Presidente de Estados Unidos, dando un paso al costado en la reelección, algo sumamente anormal para los mandatarios en el poder, y aumentando las interrogantes sobre lo que ocurrirá de aquí a noviembre.
El documento inició con un recuento de sus logros económicos y políticos, para luego ir al centro del asunto: dejaba la carrera. “Ha sido el mayor honor de mi vida ser su presidente. Y si bien mi intención ha sido buscar la reelección, creo que lo mejor para mi partido y para el país es que me retire y me concentre únicamente en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato”, detalló.
Sus palabras son el corolario de tres semanas de un infierno para la campaña demócrata para intentar demostrar a votantes, pero también a donantes y políticos del partido, de que Biden era la persona indicada no solo para competir contra Donald Trump, que sigue a la cabeza en encuestas. También, para dirigir el país por otros cuatro años, cuando, en el hipotético escenario en que el hombre de 81 años hubiese ganado, saldría de la Casa Blanca con 86.
“Permítanme expresar mi más profundo agradecimiento a todos los que han trabajado tan duro para verme reelegido. Quiero agradecer a la vicepresidenta Kamala Harris por ser una socia extraordinaria en todo este trabajo. Y permítanme expresar mi más sincero agradecimiento al pueblo estadounidense por la fe y la confianza que han depositado en mí”, sigue el documento.
“Hoy creo lo que siempre he creído: que no hay nada que Estados Unidos no pueda hacer cuando lo hacemos juntos. Solo tenemos que recordar que somos los Estados Unidos de América”, cierra.
Otro importante detalle lo entregó ABC News. Según cercanos al mandatario, la decisión la tomó o en solitario o con su círculo inmediatamente cercano. Tanto así, que los asesores de Biden se enteraron de la existencia de la carta -y de las intenciones de su jefe- solo minutos antes de que este la publicara. En la prensa local se especuló mucho del papel que sus consejeros tuvieron en estirar la campaña de Biden, pese al creciente sentimiento de malestar por su candidatura.
La renuncia de Biden a la reelección es un hecho para el que encontrar un antecedente, es necesario retroceder casi la misma cantidad de tiempo que el mandatario ha estado en el mundo político. El evento más cercano ocurrió en 1968, cuando el entonces presidente Lyndon B. Johnson decidió no buscar un segundo mandato. Pero, en aquella ocasión, su decisión llegó mucho antes que la de Biden.
Con problemas de salud y una creciente oposición a la guerra de Vietnam, Johnson sorprendió al país con ese anuncio. Su entonces vicepresidente, Hubert Humphrey, fue elegido en la Convención Demócrata para enfrentarse a Richard Nixon. Fue derrotado, si bien los demócratas mantuvieron el control de la Cámara de Representantes y el Senado.
La respuesta política
Pasaron solo unos minutos entre la publicación de la carta, para que el propio Biden señalara que respaldará a su vicepresidenta, Kamala Harris, como su reemplazo. “Mi primera decisión como candidato del partido en 2020 fue elegir a Kamala Harris como mi vicepresidenta. Y ha sido la mejor decisión que he tomado. Hoy quiero ofrecer mi pleno apoyo y respaldo a Kamala para que sea la candidata de nuestro partido este año. Demócratas: es hora de unirnos y vencer a Trump. Hagámoslo”, escribió en redes sociales.
Y la jugada vino acompañada de algunas importantes figuras del partido. La familia Clinton, con el expresidente Bill Clinton y la excandidata presidencial Hillary Clinton, fueron de los primeros en sumarse a Biden en su apoyo a Harris.
También hubo senadores que se plegaron a la postura del octogenario mandatario norteamericano. Patty Murray, presidenta pro tempore del Senado y la tercera en la línea de sucesión a la presidencia, fue la demócrata de mayor rango que rápidamente respaldó a Harris, detalló The New York Times. Sin embargo, varios nombres clave al interior del partido se expresaron sobre la “valentía” demostrada por Biden, pero sin posicionarse de inmediato tras la vicepresidenta.
Barack Obama, quizá la voz más relevante al interior del partido, no lo hizo, por ejemplo. “Joe Biden ha sido uno de los presidentes más importantes de Estados Unidos, además de un gran amigo y compañero para mí. Hoy también recordamos, una vez más, que es un patriota de primer orden”, planteó mediante un comunicado el exmandatario, de quien Biden fue su vicepresidente.
Según Obama, la “sobresaliente trayectoria” del actual mandatario “le dio al presidente Biden todo el derecho a presentarse a la reelección y terminar el trabajo que comenzó. Joe entiende mejor que nadie lo que está en juego en estas elecciones: como todo por lo que ha luchado a lo largo de su vida y todo lo que representa el Partido Demócrata estarán en riesgo si permitimos que Donald Trump regrese a la Casa Blanca y les damos a los republicanos el control del Congreso”. Sin embargo, no se refirió a Harris.
Tampoco lo hicieron otros nombres importantes del partido, entre ellos, la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Un cercano a la prominente política demócrata dijo al New York Times que este era un día “profundamente emotivo”, pero evitó referirse a la vicepresidenta.
En la plana internacional, también hubo reacciones a la decisión de Joe Biden. “Respeto la decisión del presidente Biden y espero que trabajemos juntos durante el resto de su presidencia”, dijo el recientemente electo primer ministro británico, Keir Starmer.
El jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, añadió: “Toda mi admiración y reconocimiento por la valiente y digna decisión del presidente Joe Biden. Gracias a su determinación y liderazgo, EE.UU. superó la crisis económica tras la pandemia y el grave asalto al Capitolio y ha sido ejemplar en su apoyo a Ucrania”.
Donde también hubo palabras sobre el hecho fue en el Kremlin. “Aún faltan cuatro meses para las elecciones, y ese es un largo período de tiempo en el que muchas cosas pueden cambiar. Necesitamos ser pacientes y seguir atentamente lo que sucede. La prioridad para nosotros es la operación militar especial”, señaló el portavoz presidencial ruso, Dmitry Peskov.
Desde Israel, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, agradeció al mandatario estadounidense “por su apoyo inquebrantable a Israel a lo largo de los años. Su firme respaldo, especialmente durante la guerra, ha sido invaluable. Estamos agradecidos por su liderazgo y amistad”.