Un día después de que se declarara su victoria, el equipo del Presidente electo de EE.UU., Joe Biden, reveló sus planes para la transición de poder, con la pandemia en lo más alto de sus prioridades. “El pueblo estadounidense merece una respuesta rápida, enérgica y profesional a la creciente crisis económica y de salud pública causada por el brote de coronavirus”, señala su sitio web para la transición de gobierno.

Ya en su discurso del sábado en Wilmington, Delaware, Biden dijo que el país no podría reparar su economía o que fuera posible que la gente “disfrutara de los momentos más preciosos de la vida” hasta que la pandemia estuviera bajo control. “Lidiar con la pandemia de coronavirus es una de las batallas más importantes a las que se enfrentará nuestra administración, y me guiaré por la ciencia y por expertos”, ha insistido.

En esa línea, el lunes anunció la formación de la Junta Asesora de la Transición sobre el Covid-19, un equipo integrado por inmunólogos, epidemiólogos, expertos en biodefensa y jerarcas de Salud Pública que ayudará a dar forma al enfoque del demócrata para “controlar el aumento de las infecciones reportadas; garantizar que las vacunas sean seguras, eficaces y se distribuyan de manera eficiente, equitativa y gratuita; y proteger a las poblaciones en riesgo”.

El presidente electo de EE. UU., Joe Biden, toma notas mientras se reúne con miembros de la Junta Asesora de Transición de la enfermedad del coronavirus en Wilmington, Delaware, EE.UU., 9 de noviembre de 2020. REUTERS / Jonathan Ernst

“El problema de Biden es que heredará un país inmerso en una pandemia y un grupo de personas que no están dispuestas a usar mascarillas porque le creen a Trump que el virus no es gran cosa”, señaló a La Tercera Clyde Wilcox, profesor de Gobierno en la Universidad de Georgetown. De hecho, en su primer discurso tras declarar su victoria electoral, Biden advirtió al país que enfrenta un “invierno muy oscuro”, por lo que “suplicó” a los ciudadanos que “lleven mascarilla”.

Y el tiempo apremia. Uno de los miembros de la Junta Asesora sobre el Covid-19, el reconocido experto en enfermedades infecciosas, Michael Osterholm, advirtió, en declaraciones a NBC, que “tenemos que entender que estamos a punto de entrar en el infierno del Covid”. Con más de 10,4 millones de contagios totales y casi 245.000 muertes, EE.UU. es el país más afectado por la pandemia.

Dentro de su estrategia contra el Covid-19, Biden contempla la inversión de US$ 25.000 millones en un plan de fabricación y distribución de vacunas que garantice que llegue a todos en EE.UU., sin costo. Sin embargo, John J. Pitney Jr., profesor de Política Estadounidense en el Claremont McKenna College, dijo a La Tercera que “el gobierno debe persuadir a los estadounidenses de que se vacunen. Las encuestas revelan que muchos se muestran reacios”.

Pero no solo la pandemia es uno de los puntos que preocupa a Biden en materia de salud. También quiere extender la reforma de salud conocida como “Obamacare” (Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible), que los republicanos de Trump trataron de eliminar, y propone crear una nueva opción de seguro de salud gestionada por el sector público en competencia con los privados. La idea es que el 97% de los estadounidenses estén asegurados.

Antes del Obamacare, las aseguradoras podían negarle una póliza individual de gastos médicos a una persona, o cobrarle más, con base en sus antecedentes médicos. La Kaiser Family Foundation calcula que aproximadamente 54 millones de adultos en edad laboral tienen problemas de salud que les habrían imposibilitado adquirir un seguro antes de la ley promovida por el Presidente Barack Obama.

Biden estima que su plan costaría unos US$ 750.000 millones durante los próximos 10 años. Eso deja a Biden entre Trump, quien quiere desechar por completo la ley de salud de 2010, y los progresistas que quieren que el gobierno dirija un sistema que reemplace por completo a las aseguradoras privadas.

La Corte Suprema escuchó este martes los argumentos de un caso presentado por estados republicanos en contra del Obamacare. Aunque la decisión se conocerá en primavera, todo parece indicar que los jueces están a favor de mantener viva algunas partes de la ley. Más de 20 millones de personas podrían quedar sin seguro médico si resultara derogada.

Manifestantes sostienen un cartel fuera del edificio de la Corte Suprema de los Estados Unidos, mientras los jueces de la corte discuten sobre el destino de las leyes de Obamacare, en Washington, Estados Unidos, el 10 de noviembre de 2020. REUTERS / Hannah McKay

En cuanto a los medicamentos con receta, Biden está a favor de un proyecto de ley que le permita a Medicare (el programa básico de seguro de salud para personas mayores de 65 años y personas con discapacidades) negociar los precios para los programas del gobierno y para los compradores privados. Prohibiría a las compañías farmacéuticas aumentar los precios a una tasa más veloz que la inflación para las personas que tengan cobertura de Medicare y otros programas federales. También limitaría los pagos iniciales para “medicamentos de alta especialidad” para el tratamiento de enfermedades graves, utilizando como referencia el monto que se paga en otros países. Biden, al igual que Trump, permitiría la importación de medicamentos de receta, que estarían sujetos a revisiones de seguridad.