El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, conmutó el lunes las penas de 37 de los 40 presos federales condenados a muerte, convirtiéndolas en cadena perpetua sin libertad condicional antes de entregar a Donald Trump el 20 de enero.

La medida de Biden frustrará el plan de Trump de reanudar un rápido ritmo de ejecuciones. A diferencia de las órdenes ejecutivas, las decisiones de clemencia no pueden ser revocadas por el sucesor de un presidente, aunque la pena de muerte puede solicitarse de forma más agresiva en futuros casos.

Trump reinició las ejecuciones federales tras una pausa de casi 20 años durante su primer mandato, de 2017 a 2021.

Biden, que se presentó a las elecciones presidenciales oponiéndose a la pena de muerte, dejó en suspenso las ejecuciones federales cuando asumió el cargo en enero de 2021.

En las últimas semanas, se enfrentó a la presión de los demócratas del Congreso, los opositores a la pena capital y líderes religiosos como el papa Francisco para conmutar las sentencias federales de muerte antes de irse.

Los agentes del sheriff escoltan a los reclusos por un pasillo seguro en una cárcel de San Diego, el 18 de noviembre de 2015. Foto: Archivo

“No se equivoquen: condeno a estos asesinos, me duelen las víctimas de sus actos despreciables y me duelen todas las familias que han sufrido pérdidas inimaginables e irreparables”, dijo Biden en un comunicado.

“No obstante, guiado por mi conciencia y mi experiencia (...) Estoy más convencido que nunca de que debemos poner fin al uso de la pena de muerte a nivel federal”, añadió. “En conciencia, no puedo quedarme de brazos cruzados y dejar que una nueva administración reanude las ejecuciones que yo detuve”.

Más temprano en el mes, Biden conmutó las penas de casi 1.500 personas e indultó a otras 39 condenadas por delitos no violentos. También concedió el indulto total e incondicional a su hijo Hunter, tras insistir repetidamente en que no lo haría.

La decisión del lunes no se aplica a casos de terrorismo o asesinatos en masa motivados por el odio.

Deja fuera a tres de los hombres más conocidos del corredor de la muerte federal: Dzhokhar Tsarnaev, condenado por su implicación en el atentado en el maratón de Boston en 2013; Dylann Roof, condenado por el tiroteo en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel de Charleston (Carolina del Sur) en 2015; y, Robert Bowers, condenado por el tiroteo masivo en la sinagoga Árbol de la Vida de Pittsburgh en 2018.