Joe Biden no pierde el tiempo. El miércoles, en cuanto terminó la ceremonia de investidura que lo transformó en el Presidente número 46 de Estados Unidos -y tras una visita al cementerio de Arlington para rendir honores a los soldados caídos, su primer acto oficial- el demócrata se dirigió a la Casa Blanca con un solo objetivo, que lo ha mantenido mayormente ocupado durante sus primeras horas de mandato: revertir una serie de medidas que su antecesor, el republicano Donald Trump, impuso durante sus cuatro años de gobierno.
Joe Biden llegó a la Casa Blanca, decoró su escritorio con un busto de bronce de César Chávez -activista de origen mexicano que luchó por mejoras salariales de los trabajadores agrícolas y que además es abuelo de la directora de la Oficina de Asuntos Intergubernamentales del nuevo Presidente, Julie Chávez Rodríguez-, sacó el botón rojo de su escritorio que servía para que un mayordomo le trajera Coca Cola light a Donald Trump -las versiones dicen tomaba alrededor de 12 latas al día- y se puso manos a la obra.
Miércoles 20
“No hay mejor tiempo para empezar que hoy”, le dijo el Mandatario demócrata a un grupo de periodistas, con una pila de órdenes ejecutivas en carpetas azul marino que esperaban ser firmadas. El Presidente ha estado completamente enfocado en esta tarea. Ese día firmó 17 decretos, y en total, desde su llegada a la Casa Blanca, ha aprobado al menos 28 órdenes, de las cuales nueve tienen como objetivo revertir directamente alguna política impulsada por Trump.
Una de sus primeras tareas fue firmar un mandato que exigía el uso de mascarillas en edificios públicos y lugares de control federal, que incluye parques nacionales y medios de transporte interestatales, como buses, trenes y aviones. Esto marca una notoria diferencia con cómo su antecesor manejó la pandemia, en la que el uso de mascarillas era visto como un acto político más que una medida de protección sanitaria. Antes del cambio de mando, el uso de mascarillas en lugares públicos solo era exigido en 37 de los 50 estados del país.
En otro decreto firmado ese día, nombró al consultor Jeff Zients como coordinador contra el coronavirus, un cargo que tiene como objetivo administrar y supervisar el proceso de testeo y vacunación. Estados Unidos es el país más afectado por la pandemia, con más de 422.000 muertes y 25,3 millones de casos acumulados. El Mandatario advirtió que podría haber 600.000 decesos.
Ese día Biden también firmó una orden para suspender la salida de Estados Unidos de la OMS, que había sido aprobada por Trump principios del año pasado. También aprobó el reingreso del país al Acuerdo Climático de París, que el republicano había abandonado en 2017.
“¡Bienvenidos de vuelta!”, tuiteó el Presidente francés Emmanuel Macron, luego de que Biden firmara el reingreso, que se hará efectivo en 30 días.
Ese mismo día firmó un decreto para pausar la construcción del muro en la frontera con México. Ocho días antes de la investidura, Trump afirmó que había concluido la construcción de 720 km de muro. Biden puso fin a la emergencia nacional para desviar fondos con el objetivo de financiar su construcción, que hasta el miércoles había costado US$ 16.450 millones.
Jueves 21
En su primer día completo como Presidente, Biden tuvo un acto público en el que lanzó la “Estrategia nacional para la respuesta al Covid-19 y la preparación para la pandemia”, un documento de 198 páginas donde se expone que entre los objetivos principales está la recuperación de la confianza de la ciudadanía, la entrega de ayuda económica a la población más afectada y la disminución de la propagación del virus.
“Nuestra estrategia nacional es integral, se basa en la ciencia, no en la política”, dijo Biden, luego de explicar que pretende que durante sus primeros 100 días de gobierno se vacune a 50 millones de ciudadanos con dos dosis.
Además, instó a la población a utilizar mascarillas durante los primeros tres meses de su gestión. “Le estoy pidiendo a todos los estadounidenses que se cubran los próximos 100 días. Los expertos dicen que usando mascarillas hasta abril, salvaríamos más de 50 mil vidas”, señaló el Mandatario, luego de calificar esto como un “acto patriótico”.
Además, postuló que de ahora en adelante, para combatir la pandemia de manera más efectiva, su administración escuchará más la opinión del doctor Anthony Fauci, principal epidemiólogo del país, que tras el acto calificó de “liberador” tener el respaldo de la Casa Blanca.
También firmó una orden ejecutiva que exige que los viajeros internacionales que ingresen a Estados Unidos porten un examen negativo de coronavirus. El mandatario agregó que deben hacer una cuarentena obligatoria.
Viernes 22
Mientras la primera dama, Jill Biden, repartía galletas de chocolate a miembros de la Guardia Nacional, el Presidente emitió dos órdenes ejecutivas para resguardar a la población más vulnerable afectada por la pandemia. La primera tiene que ver con el aumento de la ayuda alimentaria y la entrega cheques de estímulos a las familias de menores ingresos. La segunda busca subir el salario mínimo a USD $15 por hora a trabajadores federales.
Por la tarde, Biden hablaría por teléfono con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, la primera llamada oficial a un líder extranjero. El martes, el premier canadiense se declaró “decepcionado” después de que Biden firmara una orden ejecutiva para revocar el permiso de construcción del oleoducto Keystone XL, que según Trudeau, le daría empleo a miles de trabajadores canadienses y estadounidenses. El proyecto buscaba trasladar 800.000 barriles de petróleo al día desde Alberta, Canadá, hasta el Golfo de México y ha sido motivo de críticas por parte de diversos grupos ambientalistas. También conversaría con su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador.