El 18 de agosto, cuando el Partido Demócrata nombró oficialmente a Joe Biden como su candidato a ocupar la Casa Blanca, la promesa fue que su elección serviría para recuperar un país devastado por el Covid-19 y para poner fin al “caos” que ha definido la administración del actual Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. En ese sentido, exmandatarios como Bill Clinton y Jimmy Carter manifestaron que “Biden devolverá la integridad a la Casa Blanca y la normalidad a la vida de los estadounidenses”.
Pero tras su triunfo en las urnas, una vez que asuma el poder, Biden enfrentará “enormes problemas políticos”, señaló a La Tercera John J. Pitney Jr., profesor de Política Estadounidense en el Claremont McKenna College. “El primero es el desarrollo y distribución de una vacuna segura para el Covid-19”. “Incluso si la ciencia y la industria resuelven los problemas técnicos, el gobierno debe persuadir a los estadounidenses de que se vacunen. Las encuestas revelan que muchos se muestran reacios”, advierte.
Similar preocupación manifiesta Clyde Wilcox, profesor de Gobierno en la Universidad de Georgetown. “El problema de Biden es que heredará un país inmerso en una pandemia y un grupo de personas que no están dispuestas a usar mascarillas porque le creen a Trump que el virus no es gran cosa. Entonces, cómo controlar el virus con la resistencia activa de varias personas”, dice el académico a este medio.
Junto con la pandemia, la crisis económica figura como otro de los grandes desafíos que enfrentará Biden una vez en la Casa Blanca. “Una vez que el país tenga una respuesta efectiva al Covid-19, debe enfrentar un desafío económico creciente. Incluso antes de la pandemia, la deuda federal estaba destinada a aumentar. El enorme costo de la legislación de estímulo ha acelerado la tendencia, y ahora la deuda está al 100% del producto interno bruto por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial”, asegura Pitney.
“Biden hereda una economía que tiene un déficit masivo, con decenas de millones sin trabajo. Ayudar a mantener a los desempleados costará dinero, pero con los recortes de impuestos de Trump, es difícil pagar algo, por lo que tendrá que cambiar ese código tributario para obtener más ingresos. Eso es difícil de hacer en EE.UU.”, dice Wilcox a La Tercera. En ese sentido, el académico recuerda que el sucesor de Trump “se enfrentará a una Corte Suprema con una mayoría conservadora (de seis contra tres votos) muy agresiva. Habrá demandas de su partido para ampliar la corte y nombrar nuevos jueces para equilibrar esto”.
Los problemas de salud se han vuelto más importantes en medio de la pandemia de Covid-19, ya que millones de estadounidenses, especialmente los ancianos, lidian con medicamentos de alto costo. Al respecto, Biden quiere reducir la edad de elegibilidad para el único programa nacional de seguro de salud del país, el Medicare, y pasar de 65 a 60 años, ampliar su cobertura y negociar los precios de los medicamentos recetados con los fabricantes para reducir su costo, según destaca la agencia Anadolu. También apunta a expandir el Obamacare (Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible) para que el 97% de la población esté asegurada, pero esto le costaría al país US$ 750 mil millones durante los próximos 10 años.
En las elecciones de 2016, Trump, como candidato, prometió derogar el Obamacare, pero no logró acabar con la reforma integral de la salud durante su mandato. La Corte Suprema escuchará un nuevo caso contra el programa el 10 de noviembre, una semana después de los comicios.
Lucha con el ala liberal
A nivel doméstico, señala The Guardian, Biden también “tendrá que luchar con su propio lado: un Partido Demócrata con un ala liberal cada vez más influyente, hambrienta de cambios institucionales importantes”. En ese sentido, el diario británico destaca que los demócratas liberales han comenzado a presionar silenciosamente para que figuras progresistas como la senadora por Massachusetts Elizabeth Warren, el senador por Vermont Bernie Sanders o Lael Brainard, miembro de la junta de gobernadores de la Reserva Federal, obtengan posiciones poderosas y de alto perfil en el nuevo gobierno.
William B. Allen, profesor emérito del departamento de Ciencia Política de la Universidad Estatal de Michigan, también apunta a otros problemas que enfrentará el electo mandatario demócrata. “La continua divergencia interna en torno a cuestiones de raza y los desafíos relacionados al capitalismo no disminuirá en ningún caso”, explica el académico a La Tercera. “La victoria de Biden alentará a los revolucionarios a aprovechar su ventaja, y especialmente dado que Biden será solo un presidente figurativo”, agrega, antes de advertir: “Se espera una agitación continua en EE.UU., con consecuencias desestabilizadoras para la política mundial, especialmente el creciente movimiento hacia la paz en Medio Oriente”.
En ese sentido, Radio France Internacional (RFI) plantea que Biden tendrá que reconstruir lo que Trump ha destruido en la política exterior de su país. “Esto significará ocuparse de cuestiones altamente complejas”, señala la cadena. De partida, deberá resituar a EE.UU. en el sistema multilateral, que Washington colaboró en edificar después de la Segunda Guerra Mundial, de forma sistemática. Trump retiró a su país del Acuerdo de París sobre cambio climático, y en medio de la pandemia del Covid-19 abandonó la OMS, cortando la contribución económica a la misma.
Con la guerra comercial iniciada por Trump, Biden deberá gestionar la competencia con China. El enfoque del demócrata, creen muchos expertos, implicaría más cooperación en lugar de confrontación con Beijing, ya que las dos economías más grandes del mundo intentarían abordar problemas como la recesión global, el Covid-19 y el cambio climático.
Por su lado, Rusia ha ganado espacio geopolítico en Medio Oriente, parte de Ucrania y la península de Crimea. Moscú quiere preservar el mayor control posible sobre lo que era la exURSS, afirma Pavel Baev del Peace Research Institute Oslo, citado por RFI. Si la crisis de Bielorrusia conduce a una intervención rusa, entonces la Casa de Blanca bajo la administración de Biden se encontraría en un serio aprieto. Además, recuerda The Guardian, para el día de la Inauguración Presidencial (el 20 de enero de 2021), quedarán poco más de dos semanas antes de la expiración del tratado New Start, el único acuerdo de control de armas que sobrevivió a la era Trump.