Los talibanes ganan terreno en Afganistán, pero el presidente Joe Biden se mantiene firme en la salida del contingente militar de Estados Unidos y parece tener limitadas opciones para frenar el impulso de los insurgentes

Esos avances de los talibanes, incluida la toma de seis capitales provinciales en unos días, pueden parecer sorprendentes por su velocidad, pero no fueron algo inesperado en Washington, ya que el retiro total de tropas está programado para el 31 de agosto.

“La decisión de retirarse se tomó con pleno conocimiento de que era probable que suceda lo que estamos viendo ahora”, dijo Laurel Miller, hasta 2017 representante especial de Estados Unidos para Afganistán y Pakistán.

Para Biden, quien durante mucho tiempo defendió el fin de la guerra más larga de la historia de Estados Unidos, hay un cálculo frío: no se pudo lograr nada más y Estados Unidos logró hace mucho tiempo su objetivo de derrotar a Al-Qaeda en la región después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, aunque los talibanes aún no han cortado sus lazos con el grupo.

“Casi 20 años de experiencia nos han demostrado que ‘sólo un año más’ de lucha en Afganistán no es una solución, sino una receta para estar allí indefinidamente”, señaló Biden el mes pasado.

¿Seguir con los ataques aéreos?

Estados Unidos tiene previsto seguir armando y entrenando al ejército afgano, pero una cuestión clave es si llevará a cabo ataques aéreos contra los talibanes después del 31 de agosto.

El portavoz del Pentágono, John Kirby, confirmó este lunes que bombardeos estadounidenses respaldaron a los aliados afganos la semana pasada, pero indicó que no había ninguna decisión de hacerlo después de la retirada.

La administración había dicho previamente que el poder aéreo se limitaría a operaciones antiterroristas.

“Es su país el que tienen que defender. Es su lucha”, dijo Kirby, aunque reconoció que la situación “claramente no va en la dirección correcta”.

También advierte a los talibanes que corren el riesgo de ser unos parias si toman el poder por la fuerza, a pesar de que este movimiento islamista estuvo aislado internacionalmente cuando gobernó gran parte de Afganistán entre 1996 y 2001.