El enfrentamiento remoto con el presidente Joe Biden no se producirá: el exmandatario Donald Trump dio un giro de 180 grados este martes renunciando a dar una rueda de prensa prevista el jueves, justo un año después de que sus partidarios tomaran por asalto el Capitolio, la sede del Congreso de Estados Unidos.
En un comunicado divulgado este martes Trump afirmó que hablará el 15 de enero, en un mitin en Arizona (oeste), y denunció de nuevo el “fraude” que, según afirma sin prueba alguna, empañó las últimas elecciones presidenciales en 2020, en las que fue derrotado por el demócrata Joe Biden por siete millones de votos de diferencia.
“Fue el crimen del siglo”, escribió el magnate republicano sobre esos comicios.
Trump no ha dado una explicación clara de la anulación de la rueda de prensa que preveía realizar desde su lujosa residencia en Florida.
Alegó que renunció a llevarla a cabo “a la luz de la total parcialidad y deshonestidad” de la comisión parlamentaria que investiga su papel y el de su entorno en este ataque que ha traumatizado a Estados Unidos y que dejó cinco muertos.
El republicano también arremetió contra los medios de comunicación que califica de “Fake News” (Noticias Falsas), uno de sus blancos favoritos.
La rueda de prensa del jueves habría coincidido con un momento de recogimiento en el Congreso en Washington, lo que los críticos del expresidente considerarían una provocación más de su parte.
La perspectiva de este discurso también parecía poner en aprietos a los republicanos, sobre los que Trump sigue influyendo mucho. La mayoría de los simpatizantes del partido creen que las últimas elecciones presidenciales fueron “un robo”.
“Se puede decir que el comportamiento de Trump no tiene precedentes en la historia estadounidense. Ningún expresidente ha intentado hasta este punto desacreditar a su sucesor y al proceso democrático”, estima Carl Tobias, profesor de derecho de la universidad de Richmond.
Discurso de Biden
El giro de Trump despeja el camino a Biden, quien hablará el jueves desde el Capitolio, donde miles de simpatizantes de su rival intentaron violentamente evitar que el Congreso certificara su elección el 6 de enero pasado.
“Hablará sobre el trabajo que queda por hacer para asegurar y fortalecer nuestra democracia y nuestras instituciones, para rechazar el odio y las mentiras que vimos el 6 de enero, para unir al país”, dijo este martes su portavoz, Jen Psaki.
Desde que fue elegido ha sido reacio a plantar cara frontalmente al “otro tipo” o al “tipo de antes”, las fórmulas utilizadas por Biden y por la Casa Blanca para evitar nombrar al magnate republicano, a quien, tal vez, tenga que enfrentar nuevamente en las presidenciales de 2024.
Oficialmente Biden tiene la intención de volver a presentarse como candidato y el republicano da a entender que se plantea el mismo cometido.
Para Lara Brown, profesora de ciencias políticas de la Universidad George Washington, “el presidente y la vicepresidenta (Kamala) Harris no pueden entrar en este terreno” del ataque verbal directo “porque no quieren dar la impresión de una ‘caza de brujas’” orquestada por la Casa Blanca, como suele decir Trump reiteradamente en público.
“Ingenuo”
“La administración Biden pensaba que tomando decisiones políticas correctas, todo esto desaparecería, pero creo que eso es ser ingenuo”, añadió la experta.
Según Biden, la mejor forma de contrarrestar a Trump sería reconciliar a la clase media estadounidense con la democracia representativa, garantizándole puestos de trabajo, poder adquisitivo y serenidad frente a la globalización.
Pero el presidente tarda en conseguir los resultados esperados: Estados Unidos sufre una nueva ola de la pandemia de coronavirus y sus consecuencias económicas, sus reformas sociales están bloqueadas en el Congreso, el costo de la vida sube...
Rachel Bitecofer, una estratega cercana al campo demócrata, cree que Biden debería enfrentarse más directamente a Trump y al Partido Republicano.
Frente a un Trump que acaba de respaldar en un comunicado al polémico dirigente ultraderechista y primer ministro de Hungría, Viktor Orban, de cara a las elecciones de abril.en ese país, “debemos ser muy francos sobre lo que eso significa”, afirmó.
Es, según Bitecofer, una forma para el expresidente de transmitir “lo que quiere para Estados Unidos y no es un futuro democrático”.
Pero “hay reticencias a reconocer lo fuerte que es el ataque de la derecha a la democracia”, sostiene.
“Las amenazas actuales contra la democracia son reales y preocupantes”, opinó de su lado Carl Tobias, pero agregó que “Estados Unidos ha superado crisis mucho más peligrosas, sobre todo la Guerra de Secesión”.