Este lunes, la Cancillería de Bolivia convocó al embajador de Argentina en La Paz, con el fin de expresar su “enérgico rechazo” rechazo a la nueva postura del país trasandino sobre el intento de golpe de Estado del 26 de junio. Aquel día, más de uno se sorprendió de que incluso Argentina, a través de su Canciller, Diana Mondino, mostraran preocupación por lo ocurrido. El Presidente de dicho país, Javier Milei, ha disparado en numerosas ocasiones contra lo que considera “comunistas” en la región.
Sin embargo, este domingo la situación cambió, luego de que la Oficina del Presidente, cuenta oficial de gobierno libertario de Milei, señalara que lo ocurrido el miércoles pasado fue una supuesta “maniobra fraudulenta”, así como una “falsa denuncia de golpe de Estado realizada” por la administración del Presidente de Bolivia, Luis Arce.
De este modo, Marcelo Adrián Massoni, quien recién el 29 de febrero fue designado como embajador argentino en el país altiplánico, fue convocado por la ministra de la Presidencia de Bolivia, María Nela Prada, quien actualmente cumple funciones de canciller interina.
Durante una conferencia de prensa, Prada señaló que “se ha decidido, como Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia, convocar al embajador de la República Argentina en nuestro país, recientemente arribado, para expresar nuestro enérgico rechazo por las declaraciones vertidas por la Oficina del Presidente de la República Argentina, Javier Milei”. Al mismo tiempo, llamaron a consultas al embajador boliviano en Argentina, Ramiro Tapia.
Si bien en un inicio Mondino dijo que “los gobiernos, sean buenos o malos, gusten o no, se cambian únicamente en las urnas. No se cambian con violentos golpes de Estado. La democracia no se negocia”, este domingo, la historia fue otra. “Mediante la cuenta oficial del gobierno de Milei, la Oficina del Presidente señaló que “repudia la falsa denuncia de golpe de Estado realizada por el gobierno de Bolivia el día miércoles 26 de junio y confirmada como fraudulenta en el día de la fecha”. Esto, añade la publicación, se habría confirmado mediante supuestos informes de inteligencia argentinos.
La respuesta boliviana señaló que las declaraciones de su vecino eran “inamistosas y temerarias”, volviendo a afirmar que lo vivido el miércoles 26 del pasado mes fue un golpe militar. Y añadieron que las palabras argentinas fueron “un exceso” y de un “negacionismo inaceptable”, invitándoles a “informarse y actuar en el marco de los principios de respeto de la soberanía y no intervención en asuntos de otros Estados”.