En un nuevo día de alta agitación política, la Presidencia interina de Bolivia, liderada por Jeanine Áñez, anunció una mesa de diálogo con congresistas del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido de Evo Morales, a quienes prometió que "no habrá persecución política". Sin embargo, los legisladores no confirmaron una aproximación tan profunda con el nuevo gobierno, mientras que miles de seguidores del renunciado Presidente boliviano repletaron las calles de El Alto y La Paz para exigir la renuncia de Áñez y el regreso de su líder.
Mientras la ola de violencia aumentaba con el correr de las horas, el gobierno interino de Áñez -que debe convocar a elecciones en las que Evo Morales no podría presentarse- acusó al exmandatario de vivir como un "jeque árabe" en la Casa Grande del Pueblo, un edificio de 29 pisos recién inaugurado y que alberga la sede de la Presidencia y otros ministerios.
A la convulsión social y los pedidos de renuncia, se sumaron este jueves una serie de críticas de diversos sectores respecto del nuevo gabinete nombrado por Áñez. Esto, por el arribo de la elite "blanca" de Santa Cruz, que se contrapone al perfil más indígena y representativo que tenía el gabinete de Evo Morales. Así, en el nuevo gobierno apenas hay tres mujeres y ningún dirigente indígena.
"Los ministros son una mayoría de perfil técnico, como corresponde a un gobierno de transición", señaló la mandataria interina, que también incluyó un crucifijo y dos cirios junto a la Constitución, a pesar que Bolivia es un Estado laico desde 2009. "(Seremos) un gobierno de reencuentro, de diálogo y de reconciliación", insistió Áñez.
El nuevo ministro de Gobierno, Arturo Murillo, es uno de los representantes de la línea dura del gabinete. El político de Unidad Nacional (UN) tiene 55 años y se dedicaba a la hotelería hasta 2006, cuando dio un paso al costado para desempeñarse como diputado y posteriormente como senador. En medio de las masivas movilizaciones que han dejado al menos ocho fallecidos y más de 500 heridos, una turba quemó el hotel de Murillo en Villa Tunari.
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"Que empiecen a correr"
En su primera declaración como ministro señaló que irán "a la cacería de Juan Ramón Quintana y Raúl García Linera", exministro de la Presidencia de Evo Morales y hermano del Vicepresidente renunciado, Álvaro García Linera. Y agregó: "Esas personas (sediciosas) que empiecen a correr, los vamos a agarrar. No lo vamos a permitir. Para todo aquél que quiera hacer sedición, que se cuide", finalizó tras jurar en el cargo en el Palacio Quemado.
Aunque no es la única polémica de Murillo. En 2017, el entonces senador pidió rechazar el Artículo 157 del Código del Sistema Penal, que trata sobre las causales de aborto en Bolivia. En el debate, el político opositor señaló: "Mátense ustedes, mátense las mujeres que dicen que quieren hacer lo que les da la gana con su cuerpo, háganlo, suicídense, pero no maten una vida ajena".
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Al mismo tiempo, Karen Longaric asumió la Cancillería. Esta abogada, de larga experiencia diplomática, es especialista en arbitraje internacional y tiene un doctorado en el Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana.
Según el diario paceño Página Siete, Longaric fue "una de las pocas que no creía que fuera una buen idea demandar a Chile ante la Corte Internacional de La Haya, donde finalmente Bolivia perdió frente a Chile".
Tras jurar en el Palacio Quemado, Longaric dijo que buscará "reconstruir la política exterior" lo que implica fortalecer las relaciones diplomáticas con Chile y EE.UU., que están "muy dañadas y muy resquebrajadas". "El diálogo implica que vamos a fortalecer las relación con los países vecinos y obviamente esto involucra a Chile", dijo.