Bolivia pidió este martes a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya “claridad” en su fallo sobre el contencioso con Chile sobre el uso de las aguas fronterizas del río Silala.
El canciller boliviano Rogelio Mayta afirmó en conferencia de prensa que Bolivia mantiene la decisión de levantar los canales artificiales en su territorio que -afirma- permiten que el agua circule hacia Chile, pero estima que esta medida podría afectar a su vecino.
“Nosotros hemos manifestado que queremos mantener y reponer ese ecosistema (bofedales) seriamente dañado por estos canales”, afirmó y añadió que para ello pretende “levantar” estas construcciones artificiales.
Señaló que durante el juicio, Chile expresó que Bolivia “tiene el derecho” para desarmar las obras civiles y aseguró que la afectación sería de un 2%.
Empero -acotó- los estudios bolivianos aseguran que la merma en la circulación de agua podría llegar “hasta un 33%”.
“Si nosotros (bolivianos), al levantar los canales para reponer los bofedales, realizamos un daño significativo, Chile podría acusarnos” en un nuevo juicio, señaló Mayta.
Por esta razón, “nosotros hemos pedido a la Corte que haya claridad” en su fallo.
Fallo puede tomar meses
La semana pasada, los dos países cerraron la fase de argumentos orales en la CIJ.
Chile demandó a Bolivia ante la Corte de La Haya en 2016 para que declare al Silala como un río de “curso de agua internacional”, de acuerdo con el derecho internacional consuetudinario.
Bolivia, que también presentó una contrademanda en 2018, alegó que los canales construidos sobre el Silala en su territorio aumentaron artificialmente el caudal, y por lo tanto Chile no posee “derechos adquiridos” para su acceso a esas aguas.
La Paz también habló de que si Chile pretende hacer un uso del 100% de las aguas, entonces debe darse una negociación.
La decisión final de CIJ puede tomar meses o hasta años, pero es vinculante y no admite apelación.
Bolivia también demandó a Chile ante el tribunal internacional que en 2018 falló en contra de su aspiración para negociar una salida soberana al océano Pacífico, la que perdió en una guerra a fines del siglo XIX.
Ambos países sostienen relaciones bilaterales solo a nivel consular.