"Si Dios quiere, hoy lo liquidamos". A su llegada a las 8:55 a su lugar de votación, una escuela en la Vila Militar, en la zona oeste de Río de Janeiro, Jair Bolsonaro se mostraba confiado. Tanto que el 28 de octubre –la fecha fijada para el balotaje-  el ultraderechista candidato del Partido Social Liberal (PSL) dijo que tenía planificado "ir a la playa", sugiriendo así que no descartaba convertirse en Presidente ya en la primera vuelta. Y estuvo cerca. Confirmando el favoritismo que le daban las encuestas, el excapitán de Ejército se impuso por amplia mayoría, pero no lo suficiente como para evitar medirse a fin de mes con el otro protagonista de estos polarizados comicios presidenciales en Brasil: Fernando Haddad, el abanderado del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).

Escrutado el 96% de las urnas, Bolsonaro obtenía el 46,7% de las preferencias (equivalentes a 46,4 millones de los votos), quedando apenas a tres puntos porcentuales de alcanzar la codiciada marca del 50%, con la que hubiera evitado la segunda vuelta. Bastante más atrás, Haddad contabilizaba el 28% (27,6 millones de votos). Detrás de él se ubicaban Ciro Gomes, del PDT, con el 12,50%; Geraldo Alckmin, del PSDB (4,88%); João Amoêdo, de NOVO (2,63%); Cabo Daciolo, de PATRI (1,24%); Henrique Meirelles, del MDB (1,22%), y, en una de las sorpresas, la ecologista Marina Silva, de REDE, apenas obtuvo el 1%. Con menos de ese porcentaje se colocaron Alvaro Dias (PODE), Guilherme Boulos (PSOL), Vera (PSTU), Eymael (DC) y Joao Goulart hijo, del PPL. La onda bolsonarista que barrió buena parte del país solo encontró resistencia en el Nordeste, que se confirmó como el último bastión del PT.

"Antes yo votaba por el PSDB, pero me cansé de la corrupción. El pueblo brasileño necesita una nueva esperanza, por eso voté Bolsonaro", dijo a La Tercera Valdemir Francisco, chofer de Uber en Sao Paulo, para quien Haddad no representa ninguna alternativa. Una opinión diametralmente opuesta a la de la empresaria Gisele Longo, quien hoy sí votó por el petista. "Creo que Haddad es el más preparado para ser Presidente de Brasil porque es un candidato nuevo, bien educado y con buenas ideas. Creo que devolverá la dignidad a nuestro pueblo", comentó a este medio.

Y la polarización del electorado era visible en el lugar mismo donde hoy votó Haddad: la Brazilian International School, situada en Moema, en la zona sur de Sao Paulo. Al arribo del candidato del PT, moradores de los edificios vecinos a la escuela hicieron un cacerolazo y gritaron el nombre de Bolsonaro. "Golpeen la olla, pero quien salva al pueblo de la miseria es el PT", respondieron adherentes de Haddad en el lugar, que lucían poleras con la cara de Lula y agitaban banderas del partido.

Y es esta polarización amenaza con agravarse de cara al balotaje. Así, al menos, lo dejó ver hoy el presidente del PSL, el abogado Gustavo Bebbiano, quien dijo que la estrategia bolsonarista ya estaba preparada. Y no era precisamente conciliadora. "La confrontación va a ser directa. Con el PT no tenemos conversación", destacó. "Vamos con fuerza, no vamos a tener piedad con los errores y los males del PT", aseguró Bebbiano, quien acusó al PT de haber sido "desleales" y de "bajar el nivel" durante la campaña.

"La segunda vuelta es buena para Brasil. Hay más tiempo para comparar proyectos. Hay gente que no la quiere porque no quiere que haya comparación", señaló, por su parte, Haddad, quien apuesta a demostrar así la supuesta falta de ideas de su adversario. Según el petista, Bolsonaro va a tener que "presentarse" para el debate, dijo el candidato del PT, en alusión a la ausencia del excapitán de Ejército en los programas televisivos de la primera vuelta por prescripción médica, tras el ataque con cuchillo que sufrió el 7 de septiembre en Minas Gerais.

Pero la abultada ventaja obtenida por Bolsonaro hace difícil la tarea para Haddad. Por ello el propio petista apela a los candidatos que quedaron fuera de competencia, citando entre ellos a Ciro Gomes, Marina Silva y Henrique Meirelles. "Yo tengo el mayor respeto por los que concurrieron en la primera vuelta, sobre todo con los que trabajé, trabajé con Marina, trabajé con Ciro Gomes, trabajé con Meirelles en el gobierno de Lula", dijo. Pero también apuesta a buscar apoyos en otros ámbitos. "Vamos a buscar ampliar nuestra alianza más allá de los partidos. El momento ahora exige que extendemos la mano a los brasileños y brasileños que independientemente de los partidos quieran contribuir con la reconstrucción democrática del país", agregó.

Un realizado por  Datafolha previo a las elecciones muestra que el 80% de los electores de Gomes rechazan a Bolsonaro. En un balotaje, el 67% de los que optaron por el candidato del PDT en primera vuelta se irían con Haddad el 28 de octubre. Entre los votantes de Alckmin, el 45% dice preferir al petista en  segunda vuelta. Otro 32% se va con el candidato del PSL .

Pero al margen de los cálculos electorales, hay quienes echan de menos un debate de fondo sobre el futuro de Brasil. Una de ellas es Eliane Brum, escritora y documentalista brasileña, quien comenta a La Tercera: "Me gustaría que esta elección hubiera sido una oportunidad para volver a debatir un proyecto de país". "Pero, lamentablemente, llegamos sin haber debatido seriamente ningún proyecto y con el país dividido por el odio. Y, lo más grave: con un candidato de extrema derecha que predica la violencia, aliado a lo peor que hay en el país, con posibilidades reales de ganar la elección. La realidad de Brasil hoy es una distopía que supera cualquier ficción", concluyó.

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