Había sido una de sus principales promesas de campaña. Y hoy la cumplió. El Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, firmó un decreto que facilitará temporalmente la compra de armas por parte de civiles, una medida que según él garantizará el "derecho de defensa (..) de las personas de bien".

"Como el pueblo soberanamente decidió por ocasión del referéndum de 2005, para garantizarles ese legítimo derecho a la defensa, yo, como Presidente, voy a usar esta arma", afirmó Bolsonaro, al mostrar el bolígrafo con el que firmó el decreto. El mandatario hizo alusión así a la consulta en la que el 63 % de los brasileños se pronunció en contra de que se prohibiera la venta de armas a civiles, lo cual en la práctica nunca se cumplió del todo al ser obstaculizado por diversas normativas.

Hasta ahora, la posesión de armas de fuego estaba permitida a los mayores de 25 años sin antecedentes criminales, con una ocupación lícita, capaces de comprobar la capacidad técnica y psicológica para su uso. Nada de eso cambia. Como novedad, el decreto -que flexibiliza el Estatuto sobre el desarme de 2003 y que expirará a menos de que sea ratificado por el Congreso en un plazo de 120 días- retirará el papel "discrecional" que ha jugado la Policía Federal en la aprobación de solicitudes de civiles para comprar armas.

Así, se incluye entre los motivos de "efectiva necesidad" para tener un arma en casa a los "residentes de áreas rurales" y los "residentes en áreas urbanas con elevados índices de violencia" con una tasa de homicidios mayor a 10 por cada 100.000 habitantes, lo que en la práctica significa todo el país, porque la tasa media es de 30 homicidios por cada 100.000 habitantes.

Además, el permiso para la posesión de armas se amplía de cinco a 10 años. Cada ciudadano que cumpla los requisitos podrá comprar hasta cuatro armas de fuego, contra las seis que permitía la ley. Pero ese número podrá ser superior "si hay hechos o circunstancias que lo justifiquen".

Los expertos en seguridad sostienen que más armas provocarán mayor violencia. En 2017 se registró un récord de 64.000 asesinatos en Brasil, de los cuales 43.000 fueron cometidos con armas de fuego.