Frente a las sospechas surgidas sobre su actuación como juez en el proceso que llevó a la cárcel al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, le dio este martes un claro respaldo a su ministro de Justicia, Sérgio Moro. Sin embargo, la prensa local asegura que el Palacio de Planalto se ha blindado y adoptado una postura cauta frente a Moro, ante la previsión de que la filtración de los mensajes entre el entonces magistrado y el fiscal del caso Lava Jato, Deltan Dallagnol, efectuada por el portal The Intercept, pueda provocar agitación política.
Bolsonaro, el mayor antagonista político de Lula, recibió a Moro para una reunión privada en el Palacio de Alvorada, su residencia oficial en Brasilia. Después del encuentro de 20 minutos, que no estaba en la agenda oficial, el Ministerio de Justicia informó que la reunión fue "bastante tranquila" y que el Mandatario "entendió las cuestiones que envuelven el caso". Además, precisó que Moro le dijo a Bolsonaro que la Policía Federal investiga la "invasión criminal" de celulares de jueces, fiscales y periodistas.
Tras el encuentro, Moro y Bolsonaro se embarcaron en una lancha para atravesar el lago Paranoá de Brasilia y asistir a una ceremonia por la conmemoración del 154º aniversario de la batalla naval de Riachuelo. En el evento, el ministro de Justicia fue condecorado.
Desde el gobierno, algunos funcionarios expresaron su apoyo a Moro. Así, el secretario de Comunicación de la Presidencia, Fabio Wajngarten, aseguró que Bolsonaro repitió la frase: "Nosotros confiamos irrestrictamente en el ministro Moro". En tanto, el jefe de gabinete, Onyx Lorenzoni, publicó en su cuenta de Twitter una serie de textos que elogian la actuación de Moro como juez. "Ayudó mucho a salvar a Brasil del proyecto enfermo de poder del PT, del Foro de Sao Paulo y de la izquierda mundial. Por eso quieren alcanzarlo. No lo conseguirán", advirtió.
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Sin embargo, el propio Bolsonaro evitó más tarde referirse a la situación de Moro. En un evento en Sao Paulo, el Presidente finalizó abruptamente una conferencia de prensa cuando un periodista le preguntó sobre cómo evaluaba "las cuestiones que involucran al ministro Sergio Moro". "Está cerrada la entrevista", respondió el gobernante.
Si bien el portavoz de la Presidencia, general Otávio Rêgo Barros, aseguró que "jamás" se discutió una posible dimisión del ministro, el diario Folha de S. Paulo sostiene que el equipo del gobierno prevé agitación en el Congreso con la divulgación de los mensajes entre Moro y Dallagnol. El periódico incluso cita a un asesor que reconoce que los parlamentarios ciertamente harán "un carnaval" del tema.
Pero el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, recomendó a los líderes de los partidos de centro no tomar actitudes apresuradas, en especial ante la idea de la oposición de abrir una comisión investigadora en relación a las filtraciones de The Intercept.
Por de pronto, Moro siguió el consejo del presidente del Senado, Davi Alcolumbre, y va a comparecer voluntariamente ante la Cámara Alta Senado el 19 de junio para dar explicaciones.
En tanto, el juez de la Corte Suprema Gilmar Mendes anunció que la Segunda Sala retomará el análisis de la eventual nulidad del proceso contra Lula el próximo día 25, y lo hará bajo una "nueva situación".