Con un discurso centrado en Dios, las armas y la familia, que contó además con ataques al Supremo Tribunal Federal (STF) y a su principal rival en las urnas, Luiz Inácio Lula da Silva, el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, hizo oficial ayer su candidatura a la reelección en los comicios de octubre, donde su compañero de fórmula será el exministro de Defensa, el general Walter Braga Netto.
El Partido Liberal aprobó el domingo la candidatura de Bolsonaro durante su convención en el estadio Maracanãzinho de Río de Janeiro. El apoyo era ampliamente esperado y meramente simbólico, dado que el presidente de extrema derecha ha hecho campaña durante meses, recorriendo el país para recabar apoyo y recordar a los votantes por qué no deben respaldar a su némesis, el expresidente izquierdista Lula da Silva.
La gente formó largas filas para ingresar al estadio, donde la melodía de campaña “Capitán del pueblo” sonaba repetidamente. Los simpatizantes iban vestidos con los colores nacionales verde y amarillo, aunque había decenas de asientos vacíos en el estadio, que tiene una capacidad para unas 13.600 personas.
El acto comenzó con una oración del diputado federal y pastor Marco Feliciano tras la cual intervino la primera dama, Michelle Bolsonaro, en un palco decorado con una gran bandera de Brasil y la foto de Bolsonaro junto al lema “Por el bien de Brasil”. Como segundo lema figuraba un cuasirreligioso “Lucha del bien contra el mal” en referencia al principal rival de Bolsonaro, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva.
Luego de citar un breve pasaje bíblico sobre el valor de una “mujer virtuosa”, Bolsonaro cedió la palabra a Michelle para abrir los discursos. En su intervención de 13 minutos, la primera dama dijo orar por su marido y aseguró que su marido fue el presidente “que más leyes sancionó para la protección de las mujeres”. Michelle fue apuntada por la campaña como una pieza clave para intentar disminuir el rechazo en el electorado femenino y fidelizar el voto de los evangélicos, según France Presse.
Bolsonaro apareció en el escenario con un chaleco antibalas bajo su camisa. El Gabinete de Seguridad Institucional dispuso un fuerte operativo, con revistas y detectores de metales, luego de episodios de violencia política que vienen agitando la campaña en Brasil.
En el discurso que se extendió por 69 minutos, Bolsonaro dijo que pedía a Dios “que Brasil nunca experimente los dolores del comunismo”, en una referencia a Lula, a quien, sin nombrarlo acusó de querer cercenar libertades si regresa al poder en las elecciones de octubre en la que es claro favorito. “No necesitamos otra ideología que no haya funcionado en ningún otro lugar del mundo. Necesitamos mejorar lo que tenemos”, señaló en el escenario, rodeado de ministros, exministros, familiares y otros aliados, entre ellos su hijo Flávio Bolsonaro, el senador Romário, el expresidente Fernando Collor de Mello, y los cantantes de sertanejo Matheus e Cristiano, responsables del jingle de campaña, “Capitán del pueblo”. “No es fácil, pero una cosa me consuela, es no ver a un comunista sentado en esa silla mía”. “Bandido” y “excondenado” fueron algunos de los epítetos que usó contra su rival.
El mandatario apeló directamente a los jóvenes brasileños, que en su mayoría, según los sondeos, prefieren al líder del PT. “Tenemos que atraer al joven de izquierda para nuestro lado, mostrarle la verdad (...) donde su candidato apoyó a otros por América del Sur, miren la miseria en que están esos países, miren a Venezuela (...) miren para dónde está yendo nuestra Argentina, con 50% próximo de la línea de pobreza”, aseguró Bolsonaro. “¡Lula, ladrón, tu lugar es en la prisión!”, bramó la multitud, según consigna France Presse.
Evitando citar textualmente a la Corte Suprema, Bolsonaro enardeció al público al decir que “hoy sabemos lo que es el STF”. Tras la sentencia, el mandatario guardó silencio mientras el público abucheaba y gritaba “Supremo es el pueblo”. Al final del discurso, el presidente citó a la Corte de manera más directa, al referirse a “personas sordas de capa negra”, según consigna el diario O Globo.
“Saldremos a las calles el 7 de septiembre por última vez. Estos sorditos de capa negra tienen que entender cuál es la voz del pueblo. Hay que entender que quien hace las leyes es el Poder Legislativo y el Ejecutivo. Todos tienen que jugar dentro de las cuatro líneas de la Constitución”, dijo Bolsonaro. O Globo recordó que se trata de la misma fecha en la que, el año pasado, participó en manifestaciones antidemocráticas pidiendo el cierre de la Corte.
Además de atacar al máximo tribunal, Bolsonaro citó indirectamente las acusaciones de vulnerabilidad de las urnas electrónicas al asegurar que sus seguidores “no admiten fraude”.
En alusión a su compañero de fórmula, Bolsonaro declaró: “Este, Braga Netto, es nuestro Ejército. Es el Ejército del pueblo, el Ejército que está de nuestro lado, que no admite la corrupción, no admite el fraude. Este es el Ejército que quiere transparencia, quiere respeto. Y habrá“, agregó.
En junio pasado, Valdo Cruz, comentarista de política de GloboNews, citó a aliados de Bolsonaro advirtiendo que la decisión del mandatario de tener a Braga Netto como su vice era un “error” que podía ser “fatal”. Los líderes del llamado Centrão habían tratado de convencer a Bolsonaro de elegir a la exministra de Agricultura Tereza Cristina como su compañera de fórmula.
Pero, según el columnista, Bolsonaro se inclinó por el general de Ejército, porque “siempre tuvo preferencia por el exministro de Defensa como una especie de seguro ante un eventual impeachment en un segundo mandato”. “El presidente teme que el Centrão, con un vice vinculado al grupo, pueda repetir con él lo que hizo el MDB con la expresidenta Dilma Rousseff. Con el apoyo de los emedebistas, el Congreso abrió y aprobó el impeachment de la petista, asumiendo su entonces vicepresidente Michel Temer”, agregó.
Tras el lanzamiento oficial de su candidatura por la reelección, Bolsonaro tiene menos de tres meses para cerrar una brecha de dos dígitos frente a Lula y asegurar la victoria. Según la última encuesta de Datafolha de finales de junio, el candidato del PT es el favorito con un 47% de intención de voto, frente al 28% que lograría Bolsonaro en la primera vuelta, prevista para el 2 de octubre. Los dos candidatos más votados se enfrentarán el 30 de octubre.